Vila, Manzano y Filiberti, amigos de Massa favorecidos con condonaciones millonarias de deuda. El ¡Ah pero Macri! se le cae al kirchnerismo transa; lo que no se les cae, es la cara de vergüenza

(Por: Rubén Lasagno) – Sergio Massa, aquel otrora discursista que prometía meter preso a los ñoquis de La Cámpora, encontró su nicho de negocios, ni bien fue tentado por su jefa política y espiritual, para formar parte de este gobierno fetichista, inútil y corrupto.

Y Sergio, que de transas y dobleces sabe mucho, pero más aún de negocios espurios, se prendió en el juego millonario, una danza de millones que le daba la oportunidad de hacer realidad sus sueños de magnate. Y como aquella vez en que Mauricio Macri se rodeó de Ceos, el actual gobierno de Alberto Fernández, Cristina y Sergio, también.

Sergio Massa Ministro de Economía de la Nación – Foto: NA

Y entonces aparecieron los amigos del ministro y de lo ajeno: Daniel Vila, José Luis Manzano y Marcelo Filiberti, dueños de Edenor, que sostuvieron los inicios tambaleantes del tigrense y con unos pocos millones de dólares, mantuvieron el fino equilibrio de la delicada economía nacional y con inyecciones de dólares bien dosificadas, sostuvieron la divisa, retrasaron el tipo de cambio y cuando hizo falta, dejaron saltar el dólar y lo frenaron, haciendo grandes negocios entre la compra y venta de esas diferencias, como corresponde a esta oligarquía financiera y empresarial, que el kirchnerismo critica en otros, pero usa y abusa mediante su capitalismo de amigos.

Y Sergio Massa, desde su sitial privilegiado no pudo ni quiso dejar a sus amigos sin que pudieran morder una fuerte tajada del dolor argentino y les condonó una multimillonaria deuda de Edenor con Camessa, la distribuidora de energía a quien las empresas les pagan mal o nunca.

Filiberti es el dueño de Transclor y empezó a suministrarle cloro líquido y ploricloruro de aluminio a AySA establecido como proveedor exclusivo, empresa estatal hoy manejada por Malena Galmarini, esposa de Massa.

Estos “empresarios”, que vienen haciendo negocios desde la época de Carlos Menem, siguieron con De la Rua, el kirchnerismo, el macrismo y hoy con el gobierno de Alberto, Cristina y Massa, dejaron acumular una impagable deuda con Cammesa, porque no les autorizaban el aumento de tarifas. Recordemos que Macri autorizó un brutal tarifazo que sacudió a todos los argentinos y puso a la economía en jaque. Pero eso no bastó. El actual gobierno tras el congelamiento de tarifas generó una deuda de aproximadamente 220 mil millones de pesos, pero como en el Ministerio de Economía está el amigo Sergio Massa, todo se les ha facilitado al inefable trío de oportunistas, siempre agazapados para sacar ventajas.

Sergio Massa les ha dado unas facilidades extendidas que dificilmente en otro país, un funcionario pueda otorgarle a un grupo de empresarios amigos, sin consecuencias legales inmediatas.

Les permitirá cancelar la deuda con quitas importantes y plazos de otro planeta, sin reajustes por inflación ni nada que se le parezca. Obvio, la plata no es de ellos, es de todos los argentinos que siempre apáticos al poder de turno, permiten y admiten que los esquilmen, pero nadie abre la boca en sentido de autodefensa (y es por eso que lo hacen una y otra vez).

Edenor y Edesur llegaron a un acuerdo de refinanciación de la deuda con Cammesa, cuyo monto total asciende a 219.615 millones de pesos pagando solo 80.210 millones entre ambas, en 96 cuotas y a tasa en pesos subsidiada.

Los $ 139.405 millones, entra en una fabulosa condonación de deuda otorgada por Sergio Massa. Para disimular el elefante entre una piara, el Ministro de Economía extendió el beneficio a otras distribuidoras menores con acuerdos similares, pero Edenor y Edesur, que representan el 50% de la deuda con Cammesa, casi medio billón de pesos ($486.419 millones), pagarán migajas y en cómodas cuotas de acá a cuatro años y seguirán prendidos de la teta del Estado, como lo han hecho hasta ahora.

Y lo vimos en otra época del gobierno kirchnerista cuando en otro rubro, Cristóbal López no pagaba el ITC (impuesto a los combustibles) y en el 2015 le había robado al Estado, mediando los buenos oficios de Etchegaray, su amigo en la AFIP, 8 mil millones de pesos que si ahora es mucho en ese momento era una fortuna inmensa. Con ese dinero robado compró canales, radios y puso a disposición del krichnerismo, el aparato comunicacional con el que hoy opera en el país. Nunca devolvió la plata y a ningún argentino se le movió un solo pelo.

Hoy el turno es de Sergio Massa que tiene la lapicera y la oportunidad de hacer lo que pretendía y las urnas se lo negaban. Su esposa apunta a ser candidata a intendente de Tigre y él sueña con ser la nueva marioneta de Cristina en el 2023, sustituyendo al actual presidente.

Recuerdo que cuando comenzó a acercarse al kirchnerismo en el 2018, personalmente le diije lo que pensaba y Sergio Massa (con quien no tuve más diálogo a partir de allí) me dijo que la política es una cuestión de estrategias y acudió a una metáfora para describirme que para lograr algo en política, uno a veces, debe mezclarse con lo peor.

Para hacer un adobe, se necesita barro y bosta”, me dijo, aludiendo a que “la bosta”, era el kirchnerismo, a lo cual respondí con otra metáfora, “Tené cuidado, no sea que la bosta sea tanta que no puedas sacar más el olor de tu casa”, le dije.

Y eso está ocurriendo en la casa de Sergio Massa hoy. (Agencia OPI Santa Cruz)

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Fuente: OPÏ Santa Cruz