Vacunas de América

Tiembla la tierra en Argentina y se sacude América. Lo primero es textual. Un terremoto de 6,4 grados en la escala de Richter, con epicentro en la provincia de San Juan, al noroeste del país, despertó el martes a la población. No dejó muertos entonces ni tampoco sus réplicas. Los fallecidos que se cuentan son los del Covid-19 y la cifra oficial supera las 45.000 almas. Los daños materiales de las dos tragedias (la del seísmo y la del Covid) son incalculables en un país con un Gobierno a la deriva de los Fernández (Cristina y Alberto). Los movimientos no cesan en el continente. La despedida de Donald Trump será como él, otro desafío del surrealismo estadounidense. La bienvenida de Joe Biden, a medida que transcurren las horas, se parece más a una serie de televisión de Netflix que a un traspaso de mando o investidura del presidente más poderoso del planeta. Lo del FBI investigando a sus soldados, porque no se fía de ellos, debería forzar a la siguiente Administración a revisar cómo recluta a sus muchachos y vacunarles contra tentaciones inconstitucionales. Los militares también son noticia en Brasil, el país que hoy arranca –según dicen- con la mayor «campaña de inmunización» contra el coronavirus del mundo. Bolsonaro volvió al ataque con la última dictadura (1964-85) y dijo que los únicos que garantizan la democracia son las Fuerzas Armadas. El gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, le respondió con una escena similar a la histórica de Chile con don JC cuando puso en su sitio a Chávez al decirle: «¡Por qué no te callas!» Mientras, a los pies del Cristo redentor de Río de Janeiro, desfilan los cariocas para sentir en la piel cómo entra y sale la aguja de la jeringuilla. En tiempos de Alberto Fujimori «vacunaban» a las indígenas pobres para que no tuvieran hijos. Mujeres iletradas pero no idiotas, terminaron acusando al presidente que cumple condena por «vacunar», de por vida con la muerte, a nueve alumnos y a un profesor de la Universidad de la Cantuta y a los vecinos y un niño de Barrios Altos. «El chino» cumple 25 años de condena y su hija Keiko, de nuevo en campaña (electoral) ahora le promete la vacuna más deseada si gana: un indulto. Volverá a perder.
Fuente: ABC