Uribe espera que Petro «defienda la democracia más antigua de América Latina»

Colombia amaneció este lunes haciendo cuentas. Cuentas sobre el número de votos que, región por región, le dieron el triunfo a Gustavo Petro y lo que esto refleja de la fractura económica y social que evidencia el país: el centro productivo y urbano votó por Rodolfo Hernández (10.555.678 votos), mientras que la periferia más azotada por la pobreza, la violencia y la falta de Estado lleva a Petro al poder. El electo mandatario llegará el próximo 7 de agosto a la Casa de Nariño con 11.275.120 votos de respaldo -la cifra más alta en la historia del país- para inaugurar el primer Gobierno de izquierda de Colombia.

Pero también cuentas sobre cuánto subirá el dólar este martes, como reacción de los mercados al cambio, y cuál será su reflejo en las calificadoras de riesgo.

Otros hacen cuentas de cuánta fuga de capitales habrá o qué margen darán los sectores populares antes de salir a marchar cuando se evidencie que la difícil situación económica colombiana dificultan las promesas de inversión social, subsidios y beneficios del programa de campaña del Pacto Histórico.

Este escenario, sin embargo, tiene datos positivos. Todos en el país reconocen el resultado democrático, punto de inicio necesario para acuerdos futuros. Los gremios productivos del país y algunas de las voces más críticas del modelo económico del Pacto Histórico, madrugaron a respaldar el proceso electoral y, en un segundo renglón, a ofrecerle a Petro su disposición para el trabajo conjunto. Los líderes de Asocaña, que agremia la poderosa industrial del azúcar, y de la Sociedad Colombiana de Agricultores, dieron la bienvenida al fortalecimiento del agro y a buscar puntos de encuentro.

Por su parte, dos de los gremios más poderosos del país se sumaron al reconocimiento, sin dejar de lado su principal temor: que el Gobierno de Petro rompa la institucionalidad. «Será tarea de todos, pero especialmente del presidente, tender puente (…). Será importante que logremos tomar las decisiones más importantes de los próximos años y décadas colectivamente», dijo Bruce McMaster, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi).

En el mismo tono, la Asobancaria, que agrupa a las entidades financieras, anotando que es una «decisión democrática trascendental que nos convoca a todos los sectores a buscar acuerdos para construir el país que queremos», tal vez en respuesta al discurso de triunfo de Petro, donde afirmó que procurará un gran acuerdo nacional y que su propósito es «desarrollar el capitalismo en Colombia».

Y el Consejo Gremial, peso pesado entre los sectores opuestos al modelo petrista, concluyó: «Estamos listos a trabajar en conjunto por una Colombia estable, incluyente y responsable, que garantice los derechos democráticos, las libertades individuales, colectivas y económicas, el ejercicio de la libre empresa, la seguridad jurídica y el respeto por las instituciones».

Repestar las instituciones

El discurso de Petro tras el triunfo fue recibido casi por partes iguales con mucha alegría y con mucha cautela. El expresidente Álvaro Uribe trinó para reconocer que «el pueblo colombiano otorgó hoy su veredicto eligiendo a Gustavo Petro presidente. Confiamos que desde la primera magistratura respete las instituciones y defienda la democracia más antigua de América Latina».

El lunes, mientras los políticos de derecha encajaban el golpe, los sectores políticos que se montaron al tren de la victoria en la segunda, iniciaron los cálculos de cuotas en el nuevo gabinete, del que se espera conocer pronto el ministro de Hacienda, clave para los mercados y la inversión extranjera. Por su parte, los perdedores, es decir, la institucionalidad política que respaldó a Hernández en rechazo al modelo de gobierno de izquierda, inició las sumas y restas de respaldos en el Congreso para saber cuánto contrapeso pueden hacerle a la fuerte bancada del Pacto Histórico.

En medio del ocio del lunes festivo, otros empezaron a restar días a la eventual solicitud de baja del general Eduardo Zapateiro, actual comandante del Ejército, para evitar reconocer como su jefe a Gustavo Petro, sobre el cual hizo comentarios en las redes, en plena campaña electoral, cruzando la línea constitucional que exige que las fuerzas armadas se abstengan de participar en política y sembrando dudas sobre el respeto de las fuerzas armadas a a voluntad popular.

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Fuente: ABC