Una manifestación pacífica recuerda al G-7 su compromiso con el hambre y el clima

«Ellos tienen el mayor poder sobre este planeta y han de entender que sobre ellos recae una gran responsabilidad», explica sobre el césped del Theresienwiese de Múnich un joven británico llamado Alfred, que estudia en Alemania y se ha sumado de forma espontánea a la multitudinaria manifestación con motivo de la celebración de la cumbre del G7 en Elmau, Baviera.

«Mis demandas para el G-7 son que estos países mantengan un compromiso claro con la transición energética, es decir, con la salida de los combustibles fósiles, todas las formas de combustibles fósiles, a más tardar en 2035, para que podamos dejar de financiar las guerras y los conflictos como el de Ucrania», dice por su parte Kilian Wolter, miembro de Greenpeace.

Ambos caminan en la cabeza de la manifestación convocada por un total de 15 asociaciones de diverso pelaje, desde los antisistema de Attac hasta ecologistas como WWF.

La protestas se centra en cuatro ejes que reúnen a una gran diversidad de manifestantes: la eliminación gradual de los combustibles fósiles, la preservación de la diversidad animal y vegetal, la justicia social en el planeta y la lucha contra el hambre. Este último punto ha convocado a numerosas organizaciones cristianas que se suman a la manifestación. «Rusia ha bloqueado los puertos del Mar Negro, las remesas de cereal no pueden ser exportadas y dejan de llegas a países muy dependientes de este comercio de alimentos. Eso quiere decir que mucha gente va a pasar hambre y los países más ricos del mundo deben implicarse en ese problema», defiende Emma, que ha acudido a Múnich desde una parroquia de Hannover.

Al inicio de la manifestación, la policía sobre el terreno ha calculado la presencia de unas 3.500 personas que marchan de forma pacífica. Pero no son estas las que han impulsado a las autoridades bávaras a desplegar un dispositivo policial de 18.000 agentes y a cercar la zona en la que se producen las protestas. Un área de cuatro kilómetros cuadrados alrededor del Schloss Elmau, donde tendrá lugar la cumbre a partir de esta noche, han sido sellados de forma infranqueable. Y si solo una pequeña parte de los 20.000 manifestantes esperados están ahora mismo en el Theresienwiese es muy probablemente porque el resto se está preparando para acciones nocturnas violentas, contra las que ha apelado la policía.

A pesar de los controles fronterizos establecidos desde hace tres semanas, la Policía cuenta con la entrada de radicales en el país. Esta semana ya se ha registrado el incendio de ocho coches aparcados en las calles de Múnich en una sola noche, como muestra de las intenciones del denominado Bloque Negro, hombres jóvenes enmascarados y dispuestos a la protesta violenta. Varios helicópteros y drones monitorean constantemente la ciudad. «Espero que todos los manifestantes protesten pacíficamente, que se expresen con libertad pero que no lastimen a nadie y no destruyan ningún coche ni ataquen tiendas, que respeten lo que es de todos», ha confiado la ministra alemana de Interior Nancy Faeser.

Pacíficos

«Nosotros condenamos cualquier acto de violencia, lo que necesitamos son acciones concretas para enfrentar las múltiples crisis de nuestro tiempo y para proteger a los más vulnerables», declara bajo una gran pancarta el portavoz de Oxfam, Tobias Hauschild, «eso significa que el G-7 tiene que actuar de inmediato, tienen que pelear contra el hambre, la desigualdad y la pobreza desde su posición de poder, y nosotros estamos aquí para recordárselo». En la pancarta, puede leerse: «Los países del G-7 son responsables de que la crisis social y ecológica mundial esté llegando a un punto cada vez más dramático: ¡Pongan fin a esto! ¡Hay otra forma de hacer justicia!»

«Muchos de los que estamos hoy aquí nos vamos después a la cumbre de la OTAN de Madrid», adelanta la líder alemana del movimiento Fridays for Future, Luisa Neubauer, que concreta las demandas de la organización. «En primer lugar, esta cumbre debe estar a una vuelta de distancia de los combustibles fósiles. Esto significa apegarse a los acuerdos que ya se han hecho, es decir, terminar con la financiación extranjera para los combustibles fósiles, que Olaf Scholz está a punto de romper en Alemania, que está destruyendo. Debe incluir el compromiso de una salida del carbón en 2030, que los líderes del G-7 deben decidir en la cumbre». También lanza una llamada para que el grupo cumpla con sus compromisos relacionados con el financiamiento de pérdidas y daños para los países económicamente más débiles. Sobre la cuestión de la decisión de Alemania de reactivar las centrales eléctricas de carbón para liberarse de su dependencia del petróleo y el gas rusos y llenar las reservas del suministro de energía, reconoce que «es un dilema que, ya sabes, las sociedades en todas partes se plantean y especialmente la sociedad alemana, ya que somos tan dependientes del gas y el petróleo rusos. Y sí, hay grandes preguntas ahora sobre cómo llenar los vacíos en los sistemas energéticos. Pero existe una enorme diferencia entre llenar los vacíos y crear una dependencia nueva, prolongada y duradera de los combustibles fósiles y sus autócratas».

Sobre si los líderes políticos han perdido de vista la emergencia climática debido a la guerra en Ucrania, añade que «honestamente, no sé qué están mirando los líderes políticos y qué no, pero lo que parece desde el exterior es que obviamente muchos de ellos no quieren o no pueden entender la emergencia en la que estamos y reaccionar a una guerra de combustibles fósiles con más combustibles fósiles, simplemente no tiene sentido, incluso a nivel geopolítico».

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Fuente: ABC