Un testigo de la explosión: «Beirut está muy destruida. Recomiendan abandonarla por los gases tóxicos»

Publicados en las redes sociales, los vídeos que muestran la explosión que arrasó ayer Beirut resultan escalofriantes. En las imágenes, se aprecia cómo lo que parece un pequeño incendio se convierte en una onda expansiva que arrasa con todo lo que encuentra a su alrededor. Sujetando sus móviles, los autores de las grabaciones salen despedidos en casi todas ellas, tras ser golpeados de imprevisto. Mientras se investiga el origen de la tragedia, que ha provocado al menos 100 muertos y unos 4.000 heridos, comienzan a conocerse los primeros testimonios de las personas que la han tenido que padecer.

«Nuestro convento fue totalmente destruido. Estábamos en la celebración de la Eucaristía cuando se escuchó una explosión. A partir de ahí, comenzó el desastre. Tuvimos miedo e incertidumbre, porque no sabíamos qué pasaba, y se decía que podía ser un ataque. Al final, descubrimos que había sido una explosión en un almacén. Damos gracias a Dios, porque no hubo pérdidas humanas entre nosotros, los frailes, pero sí hubo muchos muertos y heridos en otras zonas aledañas», explica por teléfono Fray Marlon Méndez Pavón (Niquinohomo, Nicaragua, 1980), del convento de Tierra Santa de Beirut.

A un kilómetro del puerto, el convento ha sufrido innumerables daños, como también la iglesia de San José, de la que Fray Marlon envía imágenes a ABC. En esas fotografías, se contempla lo que ayer anunciaban los primeros teletipos enviados por las agencias: cristales reventados, grietas en los muros, techos derribados. Una destrucción que se extendió por la ciudad de manera inesperada y violenta, después de que en un almacén del puerto, donde se habían depositado toneladas de nitrato de amonio, saltara por los aires.

Hospitales colapsados

«La ciudad está muy destruida. Nos están recomendado dejar Beirut por los gases tóxicos que hay en el ambiente», añade el fraile. Los alrededores del puerto son «zonas turísticas», señala.

«El convento está casi destruido por culpa de la explosión de ayer, que se produjo a eso de las seis de la tarde. En Beirut, hay muchas víctimas. Los hospitales están llenos de heridos», lamenta también el Padre Najib Ibrahim (Bourj, Líbano, 1955), presente en la capital cuando se produjeron los hechos.

Después de la explosión, el gobernador de Beirut, Marwan Abboud, declaró que la desolación de la ciudad le recordaba a Hiroshima y Nagasaki, en una comparación que permite imaginar la magnitud de la destrucción provocado por el suceso.

A la espera de que se aclare lo sucedido, la ciudad está de luto oficial por la gran pérdida de vidas humanas y el alto número de heridos, tras una catástrofe que se produce tres días antes de que un tribunal de Naciones Unidas dicte sentencia sobre la muerte del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, asesinado en un atentado con coche bomba en 2005.

Ver los comentarios
Fuente: ABC