Trump se va con un indulto a Bannon y un último guiño a los venezolanos

Desde el aire, aprovechando los últimos minutos de su mandato, Donald Trump emitió un último indulto, a Albert J. Pirro, el ex marido de una de las presentadoras que más enardecidamente le suele defender en la cadena Fox News, la jueza retirada Jeanine Pirro. Eran las últimas decisiones de un presidente que ha aprovechado sus últimos días en el cargo para dejar atado y bien atado, dentro de lo posible, su legado. A media hora de dejar el cargo, aterrizó en Florida, entró en su residencia, y dio carpetazo a su mandato.

Cimentando su profunda popularidad entre la comunidad venezolana, Trump quiso aprobar en su última noche en la Casa Blanca, la del martes, una moratoria a las deportaciones de venezolanos de 18 meses de duración, ante la grave crisis humanitaria que padece el país. Además les concedió permisos temporales de trabajo. Con estas palabras presentaba Trump una de sus últimas decisiones de enjundia en el cargo: «Por la fuerza y por medio del fraude, el régimen de Maduro es responsable de la peor crisis humanitaria en el continente americano».

Para Trump, Venezuela y Cuba han sido prioridades absolutas en materia internacional. Con constantes rondas de sanciones, una tras otra, el ex presidente trató de arrinconar al castrismo y al chavismo, que hoy dependen más que nunca de sus lazos con Irán y Rusia. Eso explica su contundente victoria en Florida, donde hoy reside, algo que no le sirvió a Trump para ganar las elecciones, dada su derrota en otros estados como Pensilvania o Georgia.

Más sanciones

Trump también decidió sancionar, horas antes de salir de la Casa Blanca, a una red comandada por el colombiano Alex Saab, preso en Cabo Verde, cuyo objetivo era comercializar crudo venezolano evadiendo las sanciones impuestas a la petrolera estatal Pdvsa en 2019. La Administración estadounidense sancionó por primera vez a esa red en junio de 2020, y las endureció este mismo martes, añadiendo restricciones económicas a tres individuos, 14 compañías y seis barcos, según indicó el Departamento del Tesoro.

Otro golpe de efecto de Trump fue la decisión diplomática de culpar abiertamente a China de genocidio por su represión en la provincia de Xinjiang. Fue el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, quien aseguró que Pekín ha cometido «crímenes contra la humanidad» en su represión de los musulmanes en Xinjiang. Los funcionarios responsables en EE.UU. informaron de que disponen de «una exhaustiva documentación» sobre esos abusos, que ponen a disposición de sus sucesores.

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Como es costumbre, Trump aprovechó su última jornada de trabajo para emitir sus últimos indultos. Hubo varias sorpresas en esa lista, sobre todo la inclusión de su asesor y estratega Steve Bannon, acusado de fraude por una recolección de fondos para proseguir la construcción del muro con México. Hubo al final 143 indultos y conmutaciones de penas en la lista de Trump, otorgados sobre todo a reos cuyos casos han sido promovidos por grupos que defienden la reforma del sistema penal, incluidas personas que cumplen largas condenas por delitos menores. También había algún rapero célebre, como Lil Wayne, que fue detenido por portar un arma.

Mercado de indultos

No hubo, a pesar de los rumores, indultos para el propio presidente o su familia. Tampoco aceptó Trump el perdón de Julian Assange, el fundador de Wikileaks, acusado por la fiscalía de sustraer información clasificada con agencias de inteligencia extranjera. Varios intelectuales, periodistas y famosos llevan semanas pidiendo a la Casa Blanca el indulto a Assange. El fiscal Robert Mueller llegó a la conclusión, en una causa especial que él mismo instruyó, que la inteligencia rusa se valió de Wikileaks y otros para interferir en las elecciones presidenciales de 2016, las que ganó Trump.

Los indultos más polémicos ya los aprobó el presidente en Navidad, cuando los concedió Charles Kushner, el padre de su yerno Jared Kushner, y a viejos colaboradores suyos como Paul Manafort y Roger Stone. Manafort fue condenado a siete años de cárcel por diversos delitos financieros mientras que Stone, cuya pena ya había sido conmutada por Trump antes de que ingresase en prisión, a 40 meses por mentir al Congreso, manipular testigos y obstrucción.

Tradicionalmente, el presidente recibe peticiones de indulto en sus últimos días en la Casa Blanca, y depende de él aceptarlos o no. Barack Obama, por ejemplo, emitió más de 300. George Bush se quedó en apenas una veintena a semanas de dejar el cargo. Más controvertidos fueron los de Bill Clinton el día en que se marchaba de la Casa Blanca, a 140 personas, incluidos prófugos y condenados que le habían apoyado en sus campañas.

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Fuente: ABC