Revelan la ejecución de decenas de civiles por fuerzas especiales británicas en Afganistán

La filtración de documentos judiciales han desatado una polémica en Reino Unido que gira en torno a una unidad del SAS (Special Air Service, en sus siglas en inglés), el servicio aéreo especial, un cuerpo de las fuerzas especiales del Ejército británico por llevar a cabo misiones secretas nocturnas que concluyeron con la ejecución de varias decenas de civiles afganos a principios de 2011. Los documentos a los que tuvo acceso «The Sunday Times» forman parte de una investigación que lleva un Alto Tribunal británico por el asesinato de cuatro hombres de una misma familia en Afganistán y que ha provocado que un juez exija una explicación al secretario de defensa del Reino Unido, Ben Wallace.

Una serie de correos electrónicos que intercambiaron altos oficiales de las fuerzas especiales del SAS revelan gran preocupación por los asesinatos de 33 personas en once redadas nocturnas, en la misma aldea en Afganistán, durante un período de tres meses en el año 2011. Un sargento mayor del SAS, que participó en las misiones y que no ha sido identificado, describió el episodio como «¡La última masacre!», en un correo electrónico enviado a la mañana siguiente de que los soldados regresaran a la base militar. «He escuchado un par de rumores», respondió en otro correo. Los correos sugieren la implementación de «una política deliberada» entre la unidad del SAS «para comprometerse y matar a hombres en edad de lucha incluso cuando no representan una amenaza».

El ministro de la Defensa tendrá que explicar ante el Alto Tribunal por qué el Gobierno británico ha mantenido oculta evidencia que sugiere que los soldados de SAS ejecutaron a civiles durante operaciones secretas. Wallace tendrá hasta el otoño para explicar por qué los documentos no fueron revelados previamente en el caso de Saifullah Ghareb Yar, un joven afgano de 20 años, cuya familia fue asesinada presuntamente por soldados de este escuadrón mientras estaban en casa.

Disparos en la cabeza

El 16 de febrero de 2011, una unidad del SAS habría llegado en un helicóptero a la aldea de Gawahargin, en la provincia sureña de Helmand, en Afganistán buscabando a un joven llamado Saddam, que era sospechoso de ser miembro de una pandilla enemiga que estaba plantando bombas en la carretera. Con miras láser de visión nocturna irrumpieron en la casa de la familia de Saifullah. En seguida, escucharon disparos. El joven afgano corrió a su casa en busca de su padre y lo encontró, junto a su hermano y primos muertos con varios disparos en la cabeza.

El tío de Saifullah, que estuvo detenido durante 20 días tras el violento episodio y liberado sin cargos, presentó una denuncia ante la Real Policía Militar (Royal Military Police, en inglés), el cuerpo del ejército británico responsable de vigilar al personal de servicio del Ejército, al considerar que su testimonio era lo suficientemente «grave» como para iniciar una investigación en marzo de 2014. Ahora surguen nuevas pistas que reactivan el caso.

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Fuente: ABC