Putin trata de calmar la hostilidad entre Armenia y Azerbaiyán para evitar un nuevo conflicto armado

Pese a que siguen produciéndose choques esporádicos entre fuerzas armenias y azerbaiyanas y a que problemas como la entrega de los cadáveres de ambos bandos y un intercambio total y definitivo de todos los prisioneros siguen sin resolverse, el presidente ruso, Vladímir Putin, cree que la situación en Nagorno Karabaj se mantiene «tranquila». Lo dijo ayer en el Kremlin en compañía de su homólogo azerbaiyano, Ilham Alíev, y del primer ministro armenio, Nikol Pashinián, a quienes convocó para tratar de limar asperezas sin lograr que ambos se dieran la mano.

Tras seis semanas de una nueva guerra entre armenios y azerbaiyanos, que comenzó el pasado 27 de septiembre, el 9 de noviembre se firmó un acuerdo de paz que entró en vigor al día siguiente y que no termina de consolidarse por los numerosos flecos que no terminan de cerrarse. Pero, según Putin, al enclave montañoso han regresado ya 48.000 desplazados, se están reparando las infraestructuras y la actividad económica se abre camino paulatinamente.

«El desbloqueo de las comunicaciones comerciales, económicas, el transporte y la apertura de las fronteras merece una atención especial (…) estos asuntos serán abordados por un grupo de trabajo trilateral que estará encabezado por los vice primeros ministros de los tres países», aseguró el máximo dirigente ruso.

Como parte del acuerdo de paz, Rusia se comprometió a enviar un contingente de más de 2.000 efectivos, actualmente desplegados en la línea de separación entre las fuerzas armenias y azerbaiyanas y cuya misión es evitar que vuelvan a enfrentarse. Las tropas rusas controlan también el corredor de Lachín, vía que conecta Nagorno Karabaj con Armenia. Putin dijo que el acuerdo, en general, «se está implementando».

Sin embargo, las tensiones persisten. Muchos prisioneros continúan retenidos, no hay acuerdo todavía sobre cómo discurrirán los corredores de transportes y estallan combates de vez en cuando. Pashinián se encuentra además acosado por la oposición de su país, que exige su dimisión por haber firmado un acuerdo de paz que considera «dañino» para los armenios karabajíes.

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Fuente: ABC