Primera gran jornada de protestas con reivindicaciones muy generalistas en Francia

Primera gran jornada de manifestaciones, paros y movilizaciones, en París y varias capitales de provincias contra el Gobierno de Emmanuel Macron, con reivindicaciones muy generalistas: empleo, salarios, pensiones y servicios públicos. Se trata de la primera prueba de fuerza, muy altamente simbólica, durante la pandemia, entre una parte de las centrales sindicales y el Gobierno macroniano.

La CGT (Confédération Générale du Travail, históricamente comunista) ha convencido a otros siete sindicatos radicales y minoritarios para convocar una jornada previsiblemente minoritaria pero altamente, simbólica, cuando la segunda ola del Covid-19 tiene efectos muy duros y una gran mayoría de franceses dicen temer que su país haya tomado el camino del declive, forma amable de decir decadencia.

La CGT, históricamente ligada al PCF, ha dejado de ser el primer sindicato de Francia, y espera reconquistar ese podio a través de la agitación social. Táctica que no convence a las otras dos grandes centrales sindicales, la CFDT (Confédération française démocratique du travail) y FO (Force ouvrière), que no participarán en la jornada de movilizaciones de este jueves. La CGT y los sindicatos radicales y minoritarios afirman que esta jornada «solo es la primera» de un rosario de futuras movilizaciones: esperan capitalizar el profundo descontento e inquietud en sectores muy diversos, de la restauración a las grandes empresas en crisis, del personal hospitalario a los pensionistas.

Las movilizaciones, huelgas y manifestaciones de hoy, en París y varias capitales de provincias, serán previsiblemente modestas: la pandemia no invita a tirarse a la calle a protestar contra nada. Pero su simbolismo es una amenaza directa para las lejanas ambiciones reformistas de Emmanuel Macron.

En su día, el presidente de la República afirmó que la reforma del sistema nacional de pensiones, sustituido por un nuevo sistema, único, sería la gran reforma de su mandato presidencial. La reforma fue aprobada en el Consejo de Ministros. Debía ser aprobada, con matices, durante los debates parlamentarios, en la Asamblea Nacional y el Senado. El estallido de la crisis sanitaria, a mediados de marzo, dio un patrón a esos debates. Y el proyecto macroniano quedó aplazado «sine die», a la espera de la salida de la crisis sanitaria, cuando se temen los efectos de la crisis económica y social.

Tirándose a la calle, para protestar, la CGT y una parte de los sindicatos franceses lanzan a Macron un mensaje claro y temible: la crisis económica y social provocará nuevas movilizaciones de protesta. Ese enfrentamiento inquieta profundamente a la opinión pública. Según varios estudios sociológicos, el 78 % de los franceses temen que Francia haya tomado el camino del declive, la decadencia.

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Fuente: ABC