PIDEN QUE CUATRO JÓVENES VAYAN A JUICIO POR EL ASESINATO DE UNA DOCENTE


La víctima de 53 años fue asesinada a cuchillazos y golpes en agosto de 2019 y el presunto autor material es considerado inimputable pero hay otros cuatro considerados partícipes necesarios.

La fiscal que investiga el femicidio de Sandra Palomo (53), la docente que fue asesinada a cuchillazos y golpes en agosto del año pasado en la ciudad de Salta, pidió que sean sometidos a juicio cuatro jóvenes como partícipes secundarios, a quienes acusó de haber colaborado con el presunto autor material del crimen para descartar el cadáver, borrar huellas y hasta salir de paseo con la camioneta que le robaron a la víctima.

El pedido fue realizado por la fiscal penal 1 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Ana Inés Salinas Odorisio, quien además solicitó que el supuesto autor material, un adolescente de 16 años que es considerado «inimputable», sea alojado en un instituto de máxima seguridad y sometido a un tratamiento psicológico y psiquiátrico.

La requisitoria de elevación a juicio fue presentada ante el juzgado de Garantías 6 de Salta, y tiene como acusados a dos jóvenes de 17 años y otros dos mayores de edad, identificados como Ian Esteban Caro y Ricardo Nahuel Bonifacio González, acusados de ser partícipes secundarios del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, y por mediar cuestión de género, en perjuicio de la docente.

Respecto al menor de 16 años, sindicado como el autor del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa y por mediar cuestión de género en perjuicio de la docente, pese a ser inimputable, la fiscal solicitó al Juzgado de Menores 3 la imposición de medidas de seguridad con carácter de indefinida en cuanto a su duración, ordenando su internación en un centro de régimen cerrado.

La fiscal solicitó que el centro en el que sea internado el principal acusado de este crimen posea las medidas de seguridad adecuadas para lograr su permanencia y para que pueda continuar con sus estudios, además de someterse a un tratamiento psicológico y psiquiátrico.

Los argumentos

En el extenso requerimiento, al que tuvo acceso Télam, la fiscal consideró que el 31 de agosto de 2019, el menor identificado como el autor del hecho abordó a Palomo en el estacionamiento subterráneo de un supermercado del barrio Tres Cerritos, de la zona norte de la ciudad de Salta, y le propinó golpes y heridas mortales con un arma blanca.

Según la fiscal, el objetivo era apropiarse de la camioneta de la víctima, tal como el sospechoso lo había anunciado previamente a su entorno social y familiar y por las redes sociales.

El adolescente se aprovechó de la especial situación de Palomo, quien se encontraba indefensa al verse superada por la desventaja física y por la utilización de un arma.

Salinas Odorisio destacó en su documento que «la elección de la víctima por su condición de mujer vulnerable», y «la agresividad excesiva ejercida por el homicida», configuraría el elemento objetivo en la agravante de la cuestión de género.

Sobre los otros acusados, en la presentación fiscal se establece que la ayuda posterior que le prestaron al autor «configuraría una participación secundaria», toda vez que los mismos, teniendo conocimiento del hecho que iba a cometer, aguardaron su llegada una vez consumado.

Luego, lo ayudaron a buscar el lugar propicio para descartar el cuerpo de la víctima, previo haber «usufructuado el vehículo obtenido en el hecho y utilizarlo para trasladarse, a modo de entretenimiento, por distintos puntos de la ciudad».

A esto lo realizaron, primero, transportando el cuerpo sin vida de la víctima, y luego, colaborando en lavar el rodado con el fin de hacer desaparecer los rastros del crimen, y alguno de ellos llegó incluso a asistir a una fiesta luego de descartar el cuerpo de la víctima en un lugar donde pensaron no iba a ser encontrado.

La causa se inició por una denuncia realizada por la hermana de la víctima, el 31 de agosto de 2019, horas después de que Palomo saliera de su casa, en el barrio Tres Cerritos, de la zona norte de la capital salteña.

La docente iba en su camioneta Toyota Hilux para hacer unas compras, pero no regresó.

El vehículo fue hallado la madrugada siguiente, a dos cuadras de su propia casa, con rastros de sangre y violencia en su interior.

Ese mismo día, cerca del mediodía, los vecinos encontraron el cadáver de la docente en inmediaciones del río Arenales, en la zona sur de la ciudad de Salta, con heridas de arma blanca y golpes.

Fuente: Tiempo Online