Pawel Jablonski: «Sin el apoyo de Putin, Lukashenko no podría hacer lo que hace»

Desde hace casi un mes, la frontera entre Polonia y Bielorrusia se ha convertido en un nuevo punto candente que tensa las relaciones de la Unión Europea con sus vecinos del este. El intento de miles de migrantes de cruzar la frontera, muchos de ellos llegados en avión hasta Minsk desde Siria o Irak, ha causado una enorme crisis humanitaria y más de diez muertos. El Gobierno polaco, por su parte, ha emprendido una campaña para pedir más sanciones contra Bielorrusia convencido de que este nuevo capítulo justifica su vieja política de hostilidad con los refugiados. Hablamos con el viceministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Pawel Jablonski, sobre la cuestión fronteriza, la gestión de la UE y los problemas de encaje entre su país y la Unión.

– ¿Cuántas personas creen que pueden llegar o están esperando?

– Ahora mismo, según nuestros servicios de inteligencia, hay entre 15.000 y 20.000 personas preparadas para cruzar. El señor Lukashenko intentaba traer más, pero ya estamos bloqueando las conexiones aéreas con los países del medio oriente. Ahora hay que presionar al Gobierno de Bielorrusia para que permita a esa gente volver a casa.

– ¿Es una venganza de Bielorrusia por el papel de Polonia tras las elecciones?

-Siempre hemos estado muy cerca de la sociedad bielorrusa. Polonia siempre ha respaldado a la sociedad civil, a los medios de comunicación independientes y a las organizaciones civiles, también católicas. Después de las elecciones fue nuestro gobierno, junto al de Lituania, que fuimos muy claros diciendo que no se podían aceptar esas elecciones falsificadas. La gente de Bielorrusia tiene derecho a decidir su futuro y nosotros lo tenemos que respaldar aunque al señor Lukashenko no le guste.

El uso de la inmigración ilegal como arma arrojadiza se vio también este verano de Marruecos hacia España...

Estamos viendo a varios gobiernos intentando usar la inmigración ilegal como un arma en conflicto para conseguir sus objetivos políticos. Lo que vemos en la frontera polaca con Bielorrusia no tiene precedentes, porque ese movimiento se creó, desde el principio hasta el fin, de forma artificial. Bielorrusia no es un país migratorio, en el caso de Marruecos es distinto, porque esa ruta ya existía. En cualquier caso, nosotros mostramos totalmente nuestra solidaridad con el Gobierno español en verano . La inmigración ilegal es uno de los peligros más importantes para Europa. Estos movimientos migratorios sin control, sin barreras, constituyen un peligro al futuro de Europa, para nuestra identidad y nuestra seguridad común. Lo veníamos advirtiendo desde 2015, cuando muchos gobiernos decían que había que abrir las fronteras. El gobierno polaco siempre ha dicho que es un error.

– Los migrantes llegan a Bielorrusia en avión. ¿Es partidario de algún tipo de exclusión aérea?

Sí. Es una medida dura, pero necesaria. Estamos hablando con muchos gobiernos en oriente próximo para que no permitan a sus aerolíneas organizar esos transportes a Minsk y solo lo están haciendo cuando están seguros que la amenaza de las sanciones es real. Para frenarlo de forma permanente hay que imponer sanciones hasta que el señor Lukashenko permita regresar a su casa a toda la gente que ha traído. Si no lo hace, puede haber una crisis humanitaria muy grande y peligrosa en Bielorrusia. Estamos hablando con los países de la UE para el sexto paquete de sanciones, que será necesario.

– ¿También se debe hacer algo con respecto a Rusia?

-Efectivamente. Otro capítulo importante es la política de la UE con Rusia. Sin el apoyo de Putin, Lukashenko no podría hacer lo que hace . Rusia además está preparando la escalada del conflicto militar contra Ucrania. Está organizado su ejército en la frontera y es una situación muy peligrosa. Podemos tener una escalada muy grave de ese conflicto activo desde 2014.

– La declaración del estado de emergencia limitó el acceso de las ONG y la prensa a la zona fronteriza . ¿Fue un error?

– No creo que fuera un error, fue una necesidad porque teníamos una situación muy peligrosa. Supone, es cierto, un conflicto de valores entre el acceso a la información, que es muy importante en democracia, y otro valor muy importante, que es la seguridad. Es natural que los periodistas y los activistas quieran acceso e información. Igualmente, el estado de emergencia se acaba ahora en diciembre y ya estamos hablando de cómo organizarlo para que haya acceso a la prensa de forma segura, para que no sea un conflicto para la seguridad nacional. Si hay un conflicto entre esos dos valores, la seguridad tiene que tener prioridad.

– ¿Cómo valora el papel de la UE hasta ahora? ¿Se han sentido respaldados?

– Generalmente ha sido positivo. Podemos discutir si algunas decisiones han sido mejores o peores, pero la unanimidad alrededor de Polonia y Lituania ha sido clara. Esa solidaridad europea significa mucho porque puede tener influencia en el señor Lukashenko para que no permitiera que esos movimientos sigan. Sin esa solidaridad, todo esto sería muy difícil.

– ¿Han hablado con el Papa o la Santa Sede sobre este tema? Polonia es un país muy católico, pero las posiciones sobre la inmigración difieren…

– La Iglesia Católica tiene como prioridad el asunto humanitario, proteger a la gente en peligro, y nosotros lo defendemos también, pero mirando a esta situación de forma más amplia también tenemos que entender que si facilitamos que la gente entre creamos una situación más grave, haciendo que Lukashenko traiga a más personas. Para mí, como católico, también es una cosa muy dura y entiendo esas obligaciones morales, pero como oficial del gobierno tengo la obligación de proteger la seguridad de mis ciudadanos y hacer que no crezca aún más la crisis humanitaria con la llegada de más gente. Es necesario, aun sabiendo que es duro, actuar de forma decidida.

-¿Ven con buenos ojos el perfil que está tomando el nuevo Gobierno alemán? Las relaciones con Merkel fueron complicadas…

– Estamos hablando con ellos para que también entiendan que esta gente que está llegando a nuestras fronteras no quiere llegar a Polonia, quiere llegar a Alemania, a Holanda… Es un peligro para la seguridad europea, y creo que el gobierno alemán lo entiende bien en este momento. Lo que es importante también son las relaciones entre Alemania y Rusia, por ejemplo, en temas energéticos, como la conexión del Nord Stream 2.

– ¿Por qué?

– Lo vemos como un peligro muy grande para la seguridad energética de toda la UE, cuando empiece a funcionar esa línea de gas la situación energética en Ucrania va a empeorar, porque Rusia podrá sancionar a Ucrania quitándole el gas y forzar al gobierno en Kiev para que se acerque a Rusia. Si ocurre, eso debilitará la situación de seguridad de toda Europa. Habrá una escalada del conflicto muy cerca de nuestras fronteras.

-Muchas de las críticas que se hacen al Gobierno de Rusia, en menor medida, también se hacen en Polonia en temas como la separación de poderes.

-Si hay algún problema con nuestro sistema judicial, o de separación de poderes, se deberían presentar ejemplos. No existen esos casos. En Polonia tenemos una gran necesidad de reformar el sistema judicial, porque no funciona bien. En las elecciones de 2015 teníamos un programa claro en el que decíamos que se quería reformar la estructura de jueces y juzgados, y eso votó nuestro pueblo, es un fuerte mandato democrático que tenemos.

-La UE no está de acuerdo con esas reformas…

– No es un asunto para la UE que no puede intervenir en esos asuntos judiciales. Es un asunto reservado para los países miembros y para los estados. La UE no es un Estado, es una organización internacional, una organización de estados miembros, pero son los estados los que son soberanos. Tenemos derecho a controlar si la UE no está haciendo cosas en contra de este principio importante de la atribución de competencias. Si cualquier competencia no está atribuida a la Unión, esa competencia está dispuesta a los estados miembros. Queremos solo esto. Lo que falta en la UE es un trato igual entre los estados miembros. El sistema alemán de elección de jueces es mucho más político que en Polonia o en España y nadie tiene tiene problema con el sistema alemán, nosotros tampoco. Si los alemanes quieren un sistema judicial politizado, es una decisión del pueblo alemán, pero no podemos aceptar que la UE intervenga en el sistema polaco.

– Otro tema que se critica de Polonia es el tema de los derechos del colectivo LGTBI. ¿Hacen alguna autocrítica?

– Nuestra Constitución dice claramente que el matrimonio es la unión entre mujer y hombre, no se puede tener una regla más clara. A la comunidad LGTBI esa norma no les gusta, pero si quieren cambiarla, lo que es necesario es un proceso legal. Podemos tener una discusión, y un debate intenso, pero hasta que se cambie la constitución, no se podrá cambiar la ley.

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Fuente: ABC