Nuevos estallidos de salvajismo violento en los suburbios de París tras la muerte de dos adolescentes

Los miembros de las 70 bandas de jóvenes delincuentes violentos fichados en la 'banlieue', los suburbios de París, sonrieron a carcajadas cuando escucharon la tarde del martes al ministro del Interior, Gérald Darmanin, anunciar solemnemente la llegada de un centenar de refuerzos policiales en el departamento de Essonne, donde dos adolescentes habían sido asesinados, víctimas de juveniles enfrentamientos armados.

El gobierno francés lleva un año anunciando nuevas medidas para combatir el salvajismo creciente y los ataques de violencia suburbana que se suceden en la 'gran corona' de París y algunas otras ciudades, como Marsella, que es, desde hace años, la ciudad más peligrosa de Europa, donde es posible comprar fusiles de asalto de fabricación rusa por dos mil euros.

Darmanin anunciará este jueves, en Marsella, nuevas medidas policiales para combatir la delincuencia y el tráfico de drogas, en los barrios del norte de la gran ciudad mediterránea. El mismo ministro del Interior lleva un año oficiando de «bombero» contra los estallidos recurrentes de violencia suburbana.

A finales del verano pasado, Darmanin denunció un crecimiento alarmante del salvajismo juvenil, de carácter multicultural, casi siempre. Durante el otoño pasado, el mismo Darmanin multiplicó sus intervenciones anunciando medidas policiales contra grupúsculos islamistas, imanes de lugares de culto musulmán, 'dirigentes' de bandas violentas poco o nada musulmanas.

La muerte de dos jóvenes de 13 y 14 años por ataque de arma blanca, la noche del martes pasado, en Boussy-Saint-Antoine, en el departamento de Essonne, al sur de París, tras los enfrentamientos de dos bandas de unos 60 adolescentes, ha vuelto a disparar las alarmas. Y el ministerio del Interior anunció el martes el envío de un centenar de policías y gendarmes: refuerzo quizá significativo, pero que hace sonreír a los miembros de las bandas, en un departamento que tiene 1.300.000 habitantes.

Caroline Nisand, fiscal de la República, en Évry (ciudad de la que fue alcalde Manuel Valls), comenta la evolución de la crisis de este modo: «Las cifras son espectaculares. El 2018, la policía detuvo a 347 menores, culpables de muy diversos delitos. El 2020 fueron detenidos 476 jóvenes. Durante los dos primeros meses de este año han sido detenidos 104 jóvenes, en apenas cincuenta días, dos detenciones por día».

Catherine (72 años), vecina de Boussy-Saint-Antoine, el pueblecito de la última guerra entre bandas, comenta la evolución del problema con mucha amargura: «Hace mucho tiempo, vivíamos en paz. Hasta que comenzaron los incendios y batallas, el invierno del 2005. Desde entonces, no hay año bueno. Las violencias han aumentado. Son frecuentes los incendios de coches y el vandalismo. Días pasados, uno de los chicos muertos fue asesinado con un cuchillo, con el que le abrieron la barriga».

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Fuente: ABC