Joe Biden no tiene ninguna prisa por formular una política hacia Cuba, lo que significa que de momento queda en pie el embargo con toda la dureza que aplicó Donald Trump en sus cuatro ajetreados años en la Casa Blanca. Y no es por falta de presión. En el Capitolio, diputados y senadores de todo signo han tratado de forzarle la mano a Biden, impidiéndole que retire al régimen castrista de la lista de estados que promueven el terrorismo o instándole a un pleno restablecimiento de las relaciones diplomáticas.
Biden, mientras, avanza a su propio ritmo, que con respecto a Cuba es extremadamente lento. Esta semana, un alto funcionario de la administración estadounidense dijo a varios medios en español que
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Fuente: ABC