Maduro declara a la petrolera PDVSA en «emergencia» y pone al frente al vicepresidente El Aissami

Nicolás Maduro reaccionó a las sanciones de Estados Unidos hacia la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), por lo que ha decidido declarar a la empresa en «emergencia energética» y ha puesto al vicepresidente del área económica, Tareck El Aissami, al frente de la compañía con el fin de «reestructurar» la industria nacional, después de que Estados Unidos sancionara a Rosneft Trading por sus vínculos con el chavismo. «Declaro la emergencia energética de la industria de hidrocarburos a los fines de adoptar las medidas urgentes y necesarias para garantizar la seguridad energética nacional y proteger a la industria de la agresión imperialista», dijo Maduro en un acto en Caracas con trabajadores petroleros.

La comisión creada por el presidente chavista estará conformada también por el ingeniero químico, Asdrúbal Chávez, anterior presidente de Citgo, la más importante filial de la petrolera venezolana en EE.UU. Maduro también hizo referencia a una junta de seguridad para PDVSA coordinada por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, y por el comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Ceofanb), Remigio Ceballos. Esta «comisión debe reunirse de inmediato, al terminar este acto, y comenzar un proceso de revisión y recuperación de los trabajadores de PDVSA», ordenó Maduro.

«Estoy poniendo todo el poder del Estado y de la nación para entrarle a PDVSA con todo (…) les estoy dando el poder, para que ustedes dirijan y conduzcan la industria petrolera hacia un nuevo modelo de gestión socialista del siglo XXI», dijo, al tiempo que manifestó su deseo de que la empresa venezolana sea «una potencia petrolera mundial».

Cargar contra Guaidó

Después de las sanciones anunciadas este martes por el Departamento del Tesoro hacia la filial de la petrolera rusa Rosneft, Maduro tradujo esa acción a un interés de Estados Unidos, promovido por la oposición venezolana, para «destruirnos y dominarnos, para colonizar a Venezuela (…) Nos quieren destruir para oprimirnos (…) A Venezuela no la destruye nadie, seguiremos libres y soberanos. ¡Libertad, libertad y más libertad!». En ese sentido, dijo que en todo momento han «repudiado y rechazado esta batería de medidas. Durante tres años PDVSA ha resistido de pie con la clase obrera movilizada y trabajando. Las sanciones del imperialismo que buscan destruir a PDVSA que es la principal industria de los venezolanos y venezolanas», enfatizó.

El líder chavista instó a los trabajadores petroleros a cargar contra el presidente interino, Juan Guaidó, por ser -según Maduro- el promotor de las recientes sanciones, al igual que el resto de la oposición, una acción que viola la Ley contra el Odio, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente en 2017, y que prohíbe la incitación al odio y las castiga, del mismo modo, sanciona la intolerancia en todas sus formas de expresión. «Juan Guaidó, esa rata de cañería, vendepatria. Los trabajadores de PDVSA tienen que identificarlo y gritarle: ¡traidor, vendepatria! (…) Deben identificarlos como lo hicieron los trabajadores de Conviasa (…) Con nombre, apellido y foto». La aerolínea venezolana, Conviasa, fue sancionada a principios de febrero por usar su flota de aviones para trasladar a chavistas corruptos, por lo que los trabajadores de la empresa pública protestaron de forma violenta en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, a unos 30 minutos de Caracas, el mismo día que llegó Guaidó a su país tras una gira que se extendió por 23 días.

«Guaidó pidió estas sanciones contra ustedes [los trabajadores]. Esas sanciones de ayer son contra ustedes, para quebrar a PDVSA», apuntó. Sin embargo, la debacle de la empresa petrolera comenzó muchos años atrás. La compañía era en 1998 -fecha de llegada del chavismo- la tercera empresa en el mundo en capacidad de refinanciación, y procesaba 3,3 millones de barriles diarios de petróleo, actualmente apenas queda una sombra. PDVSA procesa unos 700.000 barriles por día, según el último informe de la OPEP. Venezuela, país con las mayores reservas petroleras de todo el mundo, ve con preocupación cómo su valiosa empresa ha quedado ninguneada por la mala gestión del Gobierno, la desenfrenada corrupción, las políticas públicas erradas y la caída en los precios del petróleo.