Los «iluminados» y los islamistas

Ayaan Hirsi Ali es una ciudadana norteamericana de origen somalí, que renunció al islam en el que fue educada y ha dedicado sus 50 años de vida a denunciar cómo en esa religión -que ella considera que también es una ideología política- se fuerza a las mujeres a contraer matrimonios no deseados, incluso cuando son menores de edad y se practica la mutilación genital, lo que la llevó a crear una fundación en defensa de los derechos de la mujer. Pero ella tiene un defecto que no le perdonan: no es de izquierdas, algo intolerable en quien promueve una causa «feminista». El pasado viernes, en el 19 aniversario de los atentados del 11-S, Ayaan que ha sido reiteradamente amenazada de muerte por los islamistas, publicó un demoledor artículo («What Islamists and “Wokeists” Have in Common» WSJ. 09-11-2020) explicando el paralelismo entre el islamismo y lo que ella llama los «iluminados» que son los que están desatando la violencia en las principales ciudades y Estados norteamericanos gobernados por los demócratas. Ella explica cómo la izquierda norteamericana ha inculcado a una generación de estudiantes, principalmente universitarios, una ideología que tiene mucho más en común con la intolerancia religiosa que con una cultura secular. Tras el 11-S algunos, en realidad bastantes, buscaron la explicación y justificación de lo sucedido en la política norteamericana en Oriente Medio, en la falta de educación y de empleo de muchos jóvenes árabes. El que los quince autores materiales del 11-S fueran de familias acomodadas no parecía un dato relevante ni que contradijese la teoría -como evidentemente lo hacía. La realidad es que la motivación de los terroristas era político-religiosa. Se buscó cambiar los regímenes políticos allí, pero eso no se cambiaba los fundamentos religiosos de ese terrorismo. Ayaan Hirsi Ali cree que Estados Unidos está viviendo algo similar hoy que ella llama «wokeism», que podríamos traducir por «iluminismo», que no es tan diferente del islamismo. Hay una diferencia mayor: el islamismo surge de una religión; sus promotores tienen una visión de lo que dios quiere que ellos logren en la tierra para ganarse una recompensa en el más allá. En cambio el iluminismo es, en cierto modo, un credo marxista que no ofrece un más allá. Pero hay bastantes más similitudes. «Los seguidores de ambos constantemente buscan pureza ideológica, seguros de su propia rectitud. Ni los islamistas ni los iluminados aceptan debatir; ambos prefieren el adoctrinamiento del sumiso y la condenación del que se resiste. Ambas ideologías tienen rituales característicos: los islamistas gritan “Allahu Akbar” y “Muerte a América” y los iluminados proclaman “Black Lives Matter” y “No puedo respirar” y a ambos les gusta quemar la bandera americana. Ambos creen que quien rechace la conversión puede ser acosado o algo peor. Ambos se sienten ofendidos por todo y no aceptan disculpas sino que piden concesiones. El islamismo condena la “blasfemia” y el iluminismo quiere prohibir el llamado “discurso del odio”. Los islamistas denuncian a sus críticos acusándoles de islamofobia y los iluminados de racismo». Los ejemplos que enumera Ayaan Hirsi Ali son apabullantes. Y ella conoce muy bien el islamismo que la ha puesto en la diana. En esta hora, esa izquierda radical está amenazando el modelo de sociedad que ha hecho de los Estados Unidos un país libre y próspero. Las protestas que se ven en tantas ciudades tienen poco que ver con la pobreza o el racismo de una policía que depende de los ayuntamientos, no del Gobierno Federal del malvado Trump. Son choques con un fondo ideológico. Y veremos qué impacto tienen en los resultados del 3 de noviembre.
Fuente: ABC