Letitia James, la fiscal anti-Trump que arrincona al expresidente

La joven neoyorquina presentó esta semana una demanda contra Trump, tres de sus hijos, su compañía y su contable por defraudar a entidades financieras y aseguradoras

Los demócratas tratan sin éxito de meterle una cornada judicial a Donald Trump desde que se convirtió en una amenaza en las elecciones de 2016. El multimillonario ha esquivado demandas sobre financiación electoral ilegal, la interminable trama de interferencia rusa que acabó en nada, dos 'impeachments' o juicios políticos en el Congreso… Desde que dejó la Casa Blanca en enero de 2021 tras su derrota electoral frente a Joe Biden, le persigue un comité en la Cámara de Representantes por su papel en el intento de dar la vuelta a los resultados electorales y en el asalto al Capitolio, algo que también forma parte de una investigación federal, además de otra causa de interferencia electoral en Georgia, otra sobre retención de material clasificado y una más sobre fraude en Nueva York.

Esta última podría ser la primera en llevar a juicio a Trump. Su protagonista es una de las grandes némesis del expresidente: Letitia James, la fiscal general del estado de Nueva York. Solo comparte con Trump la ciudad en la que nacieron –ella, en Brooklyn; él, en Queens– y un aparente desprecio mutuo.

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Esto último no es admisible en la labor de la fiscalía y eso –como por otra parte hace Trump con cualquier investigación en su contra– es lo que da alas a la acusación de «caza de brujas» por parte del expresidente.

Una riqueza cuestionada

James presentó esta semana una demanda contra Trump, tres de sus hijos –Donald Jr., Eric e Ivanka–, su compañía –Trump Organization– y su contable por defraudar a entidades financieras y aseguradoras con la sobrevaloración de sus activos inmobiliarios. En esencia, mentían sobre el valor de sus propiedades para conseguir mejores condiciones en préstamos o pólizas.

Que la figura de Trump caiga por una trama de sobrevaloración sería algo singular para alguien que ha hecho de eso una forma de vida: siempre ha pretendido ser más rico de lo que es y utilizar menos golpes en un hoyo de golf de los que pega.

La protesta de Trump que la demanda civil de James es persecución política era previsible. Pero, en esto, James se lo ha puesto fácil. Cuando se presentó en 2018 al cargo de fiscal general –en EE.UU., se elige por las urnas– Trump estuvo en el centro de su campaña.

Sorpresa por un cargo público

«Le vamos a demandar, sin duda, vamos a ser un dolor en el culo«, dijo James poco antes de la elección. No fue lo único: «Nunca tendré miedo a enfrentarme a este presidente ilegítimo», «tenemos que centrarnos en Trump, tenemos que seguir la pista de su dinero», «estoy deseando llegar a la oficina de la fiscalía general cada día, meterle demandas y volver a casa».

James dejaba clara su animosidad contra el entonces presidente, en un ejercicio democrático poco saludable: hay que perseguir delitos, no personas a las que encontrarles delitos. Y James mostraba que su prioridad era lo segundo.

«Estoy desando llegar a la oficina cada día, meter demandas a Trump y volver a casa»

En un estado de fuerte implantación demócrata y con ese discurso, hizo historia: en noviembre de 2018 se convirtió en la primera persona negra y en la primera mujer en ocupar el cargo en Nueva York.

Después de bajarse de una posible candidatura a gobernadora –llevaba las de perder–, ahora busca su reelección en noviembre. Con la demanda a Trump, que busca una compensación multimillonaria y la expulsión de él y de su familia de los negocios en Nueva York, la tiene más que asegurada.

Fuente: ABC