Líquido cerebral joven o el tónico de la eterna juventud, la última apuesta para curar el alzhéimer

El tónico de la eterna juventud estaba en el cerebro y ahora ya se sabe como utilizarlo. La clave, según asegura una investigación que aparece hoy en 'Nature', está en el líquido cefalorraquídeo o LCR, un elemento que parte del entorno inmediato del cerebro y proporciona a las células cerebrales nutrientes, moléculas de señalización y factores de crecimiento, cuyo papel en el envejecimiento del cerebro no se comprende bien.

El estudio avanza en las propiedades rejuvenecedoras del LCR joven para el cerebro que envejece. Así, tras infundir LCR de ratones jóvenes en el cerebro de ratones viejos los investigadores han visto sensibles mejoras en la memoria en los ratones viejos. La clave estaría, explican en su artículo, en los factores de crecimiento que se ha demostrado que restauran la función de las células neurales.

A medida que el cerebro envejece, aumenta el deterioro cognitivo junto con el riesgo de demencia y enfermedades neurodegenerativas. El deterioro cognitivo relacionado con la edad afecta hasta una cuarta parte de los adultos mayores de sesenta años. Si bien es cierto que una dieta saludable y el ejercicio regular pueden ayudar a prevenir este declive, hasta el momento no hay tratamientos para revertirlo.

Una comprensión de cómo los factores sistémicos afectan el cerebro a lo largo de la vida ha arrojado luz sobre posibles tratamientos para retrasar el envejecimiento del cerebro. Los científicos llevan años estudiando cómo cambia el cerebro durante el desarrollo y se han propuesto algunas ideas para aprovechar los factores juveniles para frenar cambios cognitivos asociados con la edad, o incluso para rejuvenecer el cerebro envejecido.

El estudio del equipo de Tony Wyss-Coray, de la Universidad de Stanford (EE.UU.) refuerza esta línea de pensamiento.

Para probar las posibles propiedades rejuvenecedoras del LCR, los investigadores trasplantaron LCR de ratones jóvenes (10 semanas de edad) en el cerebro de ratones mayores (18 meses de edad).

Y los resultados son más que interesantes: el tratamiento mejoró la función de la memoria de los animales viejos.

El trabajo explica que el LCR joven aumenta la estimulación de células llamadas células precursoras de oligodendrocitos, que tienen el potencial de regenerar oligodendrocitos (un tipo de célula neural) y mielina (un material graso que protege las células nerviosas), dentro del hipocampo, el centro de memoria del cerebro.

Para determinar los mecanismos subyacentes a estos efectos, los autores analizaron las vías de señalización activadas por el LCR joven.

Así, han visto que un factor de transcripción conocido como SRF media los efectos del LCR joven en las células precursoras de oligodendrocitos y que la expresión de este factor disminuye en el hipocampo de ratones más viejos.

Los autores también han identificado un factor de crecimiento conocido como Fgf17 como candidato para inducir la señalización de SRF. Se sabe que la expresión de Fgf17 disminuye en ratones de edad avanzada, sin embargo, la infusión del factor de crecimiento en ratones viejos reproduce los efectos observados con la infusión de LCR joven, induciendo la proliferación de células precursoras de oligodendrocitos y mejorando la función de la memoria.

Estos hallazgos identifican a Fgf17 como un factor potencial de rejuvenecimiento para el cerebro que envejece, concluyen los autores.

«El estudio no solo implica que el FGF17 tiene potencial como diana terapéutica, sino que también sugiere que las vías de administración de fármacos que permiten que las terapias accedan directamente al LCR podrían ser beneficiosas en el tratamiento de la demencia», escriben Miriam Zawadzki y Maria Lehtinen, del Hospital Infantil de Boston, en un documento adjunto. «Cualquier tratamiento de este tipo será ser de gran ayuda para el abordaje del envejecimiento de la población».

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Fuente: ABC