Lavrov acusa de «rusofobia» a Occidente y y critica la «mentira occidental» sobre Ucrania

El ministro ruso de Exteriores lamentó que «en lugar de tener un diálogo honesto para buscar acuerdos, nos enfrentamos a desinformación, montajes y provocaciones»

Lavrov abandona el Consejo de Seguridad de la ONU para no escuchar las críticas a Rusia

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La delegación de Rusia ocupó el sábado los focos de la Asamblea General de la ONU, en medio de acontecimientos en Ucrania con el potencial de empeorar y recrudecer la guerra iniciada por el presidente ruso, Vladimir Putin.

Putin, convertido en paria para buena parte de la comunidad internacional, no acudió al cónclave en la sede de la ONU en Nueva York. Sí lo hizo su gran escudero diplomático, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov.

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«Distorsiones, deshonestidad y desinformación», fue como su homólogo británico, James Cleverly, retrató la intervención de Lavrov del pasado jueves ante el Consejo de Seguridad de la ONU, de la que el ministro ruso se marchó para no escuchar las críticas.

Lavrov ofreció una receta similar el sábado ante el pleno de la ONU, en la que denunció la «mentira occidental» sobre la situación en Ucrania y dijo que «en lugar de tener un diálogo honesto para buscar acuerdos, nos enfrentamos a desinformación, montajes y provocaciones».

Lavrov decía estas palabras en medio de la celebración de referéndums de anexión a Rusia en los territorios ocupados por el Ejército ruso en el este de Ucrania -condenados por buena parte de la comunidad internacional- y poco después de que Putin anunciara una movilización de cientos de miles de reservistas y de que amenazara con el uso de armas nucleares.

«Histeria»

Tras el discurso, Lavrov celebró una rueda de prensa, en la que aseguró que «la histeria es muy significativa», en referencia a la condena de EE.UU. y de los países occidentales a estos referéndums fraudulentos, que también ha condenado con fuerza el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Esa palabra, «histeria», también fue utilizada de forma habitual el pasado invierno por el Gobierno de Putin como respuesta a las alertas de EE.UU. de que Rusia acumulaba fuerzas militares en la frontera con Ucrania para invadir a su país vecino, como acabó por ocurrir.

Lavrov responsabilizó al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, de la situación: le acusó de exigir a quienes se sintieran rusos en Ucrania de irse a Rusia. «Ahora esos habitantes están haciendo eso, pero se están llevando su tierra con ellos», dijo.

Entre el discurso y las respuestas a los periodistas, el jefe de la diplomacia rusa repitió la letanía de agravios que utiliza el Kremlin para justificar su agresión militar. «La rusofobia de Occidente no tiene precedentes. Su tamaño es grotesco y ya no les da vergüenza declarar que quieren infligir una derrota militar a nuestro país, sino también destruir y fracturar Rusia», dijo. «En otras palabras: quieren sacar a Rusia del mapa global, por ser un entidad geopolítica demasiado independiente».

«El futuro del mundo se decide ahora y tiene que ver sobre la disyuntiva entre un poder hegemónico a la cabeza», dijo en referencia aparente a EE.UU. a quien acusó de ser una «pura dictadura». «O un mundo justo y democrático, sin chantaje, sin neonazismo -su alusión habitual al Gobierno de Kiev- y sin neocolonialismo», añadió en referencia propia.

Lavrov también acusó a EE.UU. de buscar «subyugar partes de Asia» después de haberse entrometido en la guerra en Ucrania, una forma de congraciarse con su principal apoyo geoestratégico, China.

Balones fuera

En las respuestas a los periodistas, Lavrov tiró balones fuera en muchas ocasiones. No respondió con claridad a la pregunta de cómo afectará a la defensa de los territorios ocupados por el Ejército ruso la celebración de los referéndums de anexión. En especial, sobre si el nuevo estatus de esas provincias -aunque la comunidad internacional no lo reconocerá en su gran mayoría- podría justificar el uso de armas nucleares. Únicamente se remitió a la política de seguridad rusa de cuándo es «aceptable» el uso de esas armas.

También se negó a contestar a la pregunta de si recibe presiones de China para poner fin a la guerra. Putin reconoció la semana pasada la «preocupación» de su aliado y homólogo chino, Xi Jinping, sobre la marcha de la guerra y sus repercusiones económicas y geoestratégicas.

Fuente: ABC