Las remesas de familiares en EE.UU. mantienen vivas las economías centroamericanas

El número de costarricenses residentes en Estados Unidos aumentó en un 84 por ciento en la última década. Y casi un 90 por ciento de los guatemaltecos emigrantes van a parar a la superpotencia en busca de nuevas oportunidades o alejándose de la pobreza y la violencia que les atenaza. Los últimos informes confirman que, cada vez más, las economías centroamericanas dependen en gran parte de las remesas de dólares que llegan de los emigrantes en Estados Unidos.

Desde Guatemala, sólo el año pasado, partieron 100.000 por persecuciones y violaciones de derechos humanos, informa ACNUR. Como consecuencia, se posiciona como la nación con mayor población viviendo en el ‘país de los sueños’, tras México y El Salvador. La oleada migratoria hondureña ha sido la que ha copado las portadas de los medios por las caravanas de migrantes que salían de San Pedro de Sula por los dos huracanes (Eta e Iota) que asolaron el país centroamericano, con un gobierno indiferente, cuyo presidente Orlando Hernández era acusado de vínculos con el narcotráfico. Según el ‘New York Times’, prometió en grabaciones antes de ser investido inundar Estados Unidos con drogas, pero (con un país sumido en la corrupción) apenas han tenido consecuencias y no ha sido acusado de ningún delito.

Gobernantes autoritarios como Daniel Ortega (Nicaragua) con 37 líderes opositores detenidos y que acaba de arrestar al presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada, Healy Lacayo, hunden la economía. O Nayib Bukele (El Salvador), con la sustitución de jueces por afines comienza la verdadera cimentación de su régimen.

El dígito más llamativo lo representa los 2,7 millones de salvadoreños residentes en suelo norteamericano -lo que supone casi un tercio de la población de el país más densamente poblado de América-. ABC contactó con uno de los fundadores de ‘Nuevas Ideas’ -el partido de Bukele- en Estados Unidos, oriundo del oriente de El Salvador,

Alexander Hernández (nombre ficticio), llegó caminando hace 38 años y consiguió zafarse de la guardia aduanera por ser el único menor de un grupo de 200 mientras se libraba una guerra en su país natal. Ahora posee su propia empresa de montaje y con lo que gana le ha dado para desarrollar otro negocio de servicios paralelo: «Suelo mandar 300 dólares al mes, pero tengo muchos amigos que mandan 500 a la semana». Nuestro protagonista nos aclara el contexto social en su país de origen: «Los que tienen familiares en Estados Unidos están bien, pero no encuentran trabajo. No hay nada que hacer allá». Cuando le preguntamos sobre la violencia su respuesta es concisa y rápida: «Conozco decenas de casos. El último una familia entera que se vino dejando su casa abandonada de la noche a la mañana. Se supone que tienen medida la violencia, pero es mentira», nos afirma. «No hay muertos, pero sí muchos desaparecidos. Ahora ya no le llaman muertos», aclara.

Alexander es muy popular en su comunidad, la ayuda activamente y echa una mano a los más desfavorecidos con acciones concretas que mejoran la situación de miles de niños desde hace 20 años. Y es que alrededor de 1,8 millones de niños salvadoreños de entre 5 y 17 años están obligados a trabajar. «Prefiero enviar el dinero para que compren allí todo y así damos trabajo al país», nos resume.

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Fuente: ABC