La Policía de Guatemala se enfrenta a golpes con la caravana de inmigrantes

El Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional de Honduras informaba de que 780 mujeres, 922 hombres y 407 menores de edad, en su mayoría provenientes de Honduras, pero entre los que se encontraban cubanos, haitianos, nicaragüenses y costarricenses, se dirigían a paso firme hacia la frontera sur de Guatemala el viernes pasado. Finalmente, la caravana logró entrar ilegalmente en este país por el paso de El Florido, divididos en grupos, pero posteriormente el Ejército los detuvo en el kilómetro 122 de la ruta al Atlántico, donde se encuentran detenidos cerca de dos tercios del total.

La carava compuesta en total por 6.000 hondureños y otros centroamericanos, para un total de 9.000 compatriotas, permanece varada en la carretera del este de Guatemala. El Instituto Guatemalteco de Migración informó este lunes de que la caravana no ha tenido movimiento y de que «se continúa con la coordinación de los retornos voluntarios».

Guillermo Díaz, el director de Migración de Guatemala apostillaba a los caminantes: «Es imposible que puedan seguir su ruta. Los invitamos a que regresen a su lugar de origen, no van a pasar». Después de algún enfrentamiento con los militares que se ha saldado con algún herido y arrestos, pocos han logrado cruzar legalmente con un test negativo de coronavirus y el pasaporte en regla, requisitos indispensables para dejarles paso y que cumplían sólo un centenar de inmigrantes. La mayoría sigue a la espera de la aprobación para su acceso y llegar a México como un destino previo hacia la frontera sur estadounidense.

El país azteca refuerza la seguridad en el sur ante la llegada masiva de inmigrantes para intentar detener a los más de 9.000 centroamericanos que adelantaron su viaje a la noche del 15 de enero partiendo desde la segunda localidad hondureña de San Pedro Sula e inicio de las tres últimas caravanas hasta Estados Unidos. A los 500 agentes aduaneros mexicanos que normalmente se encargan de vigilar el paso se han unido cientos de guardias nacionales, militares y marinos para detener la marcha. Equipos antidisturbios se han desplegado en puntos habituales como el río Suchiate que divide Guatemala y México que se encuentra bajo de caudal.

Vicente Hernández, coordinador de la Guardia Nacional, explicó que el refuerzo sigue el protocolo con la ayuda del Ministerio de Salud por la pandemia y ante un grupo migratorio que quiere ingresar de manera no ordenada al país. La misión de las fuerzas del orden es revisar el estado de salud de cada persona y se les permitirá su ingreso sólo de forma reglada. México ha felicitado a Guatemala por la resolución del conflicto y mediante un documento del ministerio de Asuntos Exteriores solicita que «atiendan, oportunamente, este flujo irregular de personas migrantes, de tal manera que prevengan futuros desplazamientos».

Reforma migratoria

Ante la desesperada situación de Honduras por el paso de los huracanes Iota y Eta, unido a la pandemia, los caminantes buscan solución ante la inminente toma de posesión de Joe Biden. El presidente electo preparaba una reforma migratoria favorable a los indocumentados, con más permisos de residencia, menos tiempo de espera para lograrla, mejores condiciones del programa DACA (para los dreamers) y para los amparados por el Estatus de Protección Temporal (TPS), así como un aumento de la plantilla de jueces para tramitar las solicitudes de asilo.

En diciembre, Susan Rice y Jake Sullivan, asesores de política nacional y seguridad nacional de Biden, intentaron rebajar las expectativas, al señalar que «la situación en la frontera no se transformará de la noche a la mañana». El nuevo Gobierno necesitará meses en restablecer el proceso de asilo en la frontera con México.

Una espera que se puede hacer interminable para la caravana de inmigrantes ya que Biden fijó estas promesas en sus primeros cien días de mandato por lo que hasta el 30 de abril podría durar la expectativa. «Es una historia de éxito», afirmó Trump en reciente visita al muro por el que invirtió 150.000 millones de dólares que México no llegó a pagar y del que se ha llegado a construir 727 kilómetros de los 3.145 que conforman la frontera.

El casi ya expresidente estadounidense agradeció a López Obrador el acuerdo que permite a su gobierno el envío de indocumentados a la espera de la cita ante un tribunal migratorio. Fruto del acuerdo sobre inmigración que firmaron los dos estados a principios de junio de 2019 México se evitó futuros aranceles progresivos que Estados Unidos podría imponer. A cambio militarizó su frontera sur restringiendo el paso de inmigrantes hacia el norte, reforzada estos días ante la llegada masiva de los caminantes hondureños. Además, el presidente saliente se comprometía a incentivar con ayudas a los países centroamericanos, un plan que no se realizó. Biden lo ha tomado como punto de su campaña.

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Fuente: ABC