La falacia china de la economía global

La propaganda oficial china difundió esta semana un comunicado en el que informó de una llamada telefónica del ministro de Exteriores chino a su homólogo francés para urgirle a la creación de una «gran alianza mundial en favor del libre comercio», en una crítica nada sutil al supuesto «proteccionismo matón» de la superpotencia norteamericana bajo la Administración Trump. Mientras Pekín insiste en presentarse al mundo como paladín de las libertades económicas, el proceso de represión implacable desatado en Hong Kong revela los auténticos mimbres del régimen. El sistema comunista que preside Xi Jinping pretende una economía global sin trabas ni fronteras, que permita a los bienes y capitales chinos penetrar sin limitaciones en todos los mercados nacionales, sin reciprocidad alguna y sin respaldo en una visión del hombre como criatura libre. Bruselas hace bien en resistir los cantos de sirena de Pekín, y oponerse a suscribir antes de fin de año un gran acuerdo de librecomercio si el régimen chino no da auténticas garantías de apertura de su mercado interno, e insiste en imponer la transferencia forzada de su tecnología. Hong Kong se ha convertido en el laboratorio del paraíso comunista que el comunismo chino desea para sus casi 1.400 millones de ciudadanos. Un modelo envidiable de desarrollo económico y tecnológico (heredado), con una ciudadanía borreguil que se abstenga de criticar a la autoridad política o siquiera expresar opiniones contrarias. El primer paso para aplicar a Hong Kong el sistema vigente en el continente es suprimir toda veleidad democrática –el supuesto independentismo de la isla es solo un pretexto–, primero con la fuerza de la ley dictada por Pekín, y luego si es preciso con la ley de la fuerza. El segundo paso será, más pronto que tarde, la clausura informativa, con la expulsión de los medios extranjeros. El régimen comunista chino pretende levantar, en expresión de Human Rights Watch, la Gran Muralla Electrónica, que en cierto modo ya está aplicando con su tecnología en el continente.
Fuente: ABC