Italia inaugura el nuevo puente de Génova dos años después de desplomarse

El nuevo puente de Génova, que inaugura esta tarde el jefe del Estado, Sergio Matarella, se ha convertido en el símbolo del renacimiento de Italia, una reconstrucción que todo el país celebra con orgullo. Se denomina puente «Génova San Giorgio» (San Jorge). Sustituye al que se derrumbó el 14 de agosto 2018, el tristemente famoso puente Morandi, causando la muerte de 43 personas, decenas de heridos y cientos de desalojados que han visto su vida marcada para siempre.

Esa catástrofe constituyó una tragedia nacional que aún no ha sido olvidada. Entonces los técnicos dijeron que serían necesarios al menos cuatro años para completar un nuevo viaducto. Sin embargo, se ha concluido en menos de dos años, un tiempo récord, en una atmósfera de armonía por parte de la clase política, en todo lo relacionado con la reconstrucción, algo inusual en Italia.

De ahí que hoy todos los italianos ponen como ejemplo esta obra y la ven como un punto de partida del renacimiento del país, en un momento de grave crisis económica a causa del coronavirus. Con el derrumbe del célebre puente Morandi, se abrió una profunda herida en la autoestima del país, que ahora casi dos años después se cura. De ahí la justa celebración, pero queda el dolor y el recuerdo por los desaparecidos.

Ceremonia sobria

Para rendirles homenaje y darle realce al gran simbolismo que representa esta obra extraordinaria, el presidente de la República Mattarella estará acompañado de los representantes de las altas instituciones del Estado. El primer automóvil oficial en atravesar en el viaducto será el del presidente Mattarella. Lentamente recorrerá la estructura de 1.067 metros de longitud, que se extiende sobre el pequeño valle del torrente Polcevera, uniendo nuevamente la ciudad, dividida en dos tras el derrumbe del Morandi. La ceremonia de inauguración estará marcada por la sobriedad por respeto a las víctimas. Así lo han pedido los familiares. Tras el himno nacional, se leerán los nombres de las 43 víctimas y después se guardará un minuto de silencio.

Tomarán la palabra, entre otros, el primer ministro, Giuseppe Conte, y autor del proyecto del puente, el célebre arquitecto Renzo Piano (Génova, 1937), ganador del premio Pritzker, que ve en esta obra un «símbolo de renacimiento»: «Este puente es el resultado de una terrible tragedia, una obra en la que ha habido gran colaboración y competencia. Es un puente que juega con la luz, sus pilotes de cuarenta metros tienen una forma elíptica que es acariciada por esta luz. Pensé en un barco para ayudar a descubrir la luz del Mediterráneo: es la luz de la acogida», ha declarado Renzo Piano.

Algunos medios italianos recogen hoy un testimonio dramático de un superviviente de la tragedia. Davide Capello, 36 años, exportero del Cagliari en Serie A y hoy bombero, recuerda el derrumbe del Morandi, una pesadilla que a menudo le vuelve a la mente: «Era una mañana terrible, porque diluviaba. Oí un fuerte estruendo, vi escombros que caían y el puente que se abría delante de mí; los coches volaban en el vacío como hojas de papel movidas por el viento; luego el puente debajo de mi también cedió y caí al precipicio. Fueron pocos segundos, suficientes para pensar en la muerte. Por fortuna, mi coche no quedó bajo los escombros».

El nuevo viaducto construido sobre los escombros del Morandi se denomina Génova-San Giorgio para evocar un santo muy querido por los genoveses. Aunque el patrón de la ciudad es San Juan Bautista, que protege a los barcos de las tormentas en el mar, la popularidad de San Jorge se remonta a la época de las Cruzadas. En Turquía, los cruzados fueron rescatados por los genoveses que invocaron al santo. La leyenda dice que San Jorge fue un soldado romano de Capadocia, en la actual Turquía, que liberó a una antigua ciudad de Libia de las fauces de un terrible dragón.

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Fuente: ABC