Infectarse voluntariamente de Covid-19 no es una opción

Reino Unido ha superado durante la última semana los 40.000 casos diarios de Covid-19, una cifra que ha provocado que los líderes de salud del país hayan pedido al Gobierno que imponga de nuevo restricciones para frenar la propagación del coronavirus para que el país pueda evitar una nueva «crisis en invierno».

Pese al elevado número de infectados, de momento las hospitalizaciones, aunque siguen aumentando, no han colapsado al sistema nacional de salud y los fallecimientos no se acercan a los observados en otros momentos de la crisis sanitaria, cuando el número de casos era similar pero aún no había vacuna.

El caso del Reino Unido es diferente al español, asegura Rafael Toledo, catedrático de Parasitología en la Universidad de Valencia

. «Su nivel de vacunación es más baja y adoptaron una estrategia diferente con la vacuna, priorizando la primera dosis».

Lo mismo piensa la investigadora del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM) Margarita del Val, que señala que en Reino Unido no usan mascarillas en interior, y califica de «intolerables» los niveles de contagios, aunque dice que la mayor responsabilidad cae en los pocos que no se han vacunado, «que se tienen que vacunar, porque para ellos el riesgo personal de enfermar si se infectan sigue siendo el mismo que siempre: enfermedad grave cuanto más mayores y secuelas en los adultos jóvenes».

Pero Toledo matiza que la correlación entre infectados y casos graves está desvirtuada. Hoy día, «con las vacunas, la diferencia entre el número de casos y fallecidos ha cambiado totalmente. Necesitas muchas personas infectadas para que el número de muertes sea mayor».

«El virus se queda con nosotros, no se ha debilitado nada, y se contagiará cada vez más según avanza el frío», advierte Del Val.

Toledo apunta que si a corto y medio plazo no vamos a erradicar el virus, «tenemos que aprender a vivir con él. No podemos perpetuar las medidas restrictivas. Subirán los contagios, pero no los casos graves».

Además, algunos científicos sostienen que no es posible mantener las medidas de control sine die y que, en países con un alto porcentaje de población vacunada, como España con el 90%, la infección por el SARS-CoV-2 actuaría como una tercera dosis de refuerzo y generaría una respuesta inmune más completa.

No se trata de que sea conveniente infectarse, asegura Margarita del Val. «No recomiendo a nadie que se exponga voluntariamente al contagio -advierte-. Hay demasiados aspectos que no controlamos; de ellos, el más difícil de controlar es con cuánto virus nos infectamos, que, eso sí que lo puedo decir gracias a la experiencia que tenemos con las infecciones experimentales con todo tipo de agentes infecciosos, tendrá un impacto en la gravedad de los síntomas».

Sin embargo, reconoce, «si en la vuelta con cautela a la normalidad nos infectamos, sí ocurriría que la inmunidad sería más completa por ser mucho más amplia que solo contra una proteína del virus, especialmente pero no solo por la inmunidad celular. Y, por eso precisamente, sería potencialmente más sólida frente a variantes hipotéticas que pudieran surgir en el futuro».

Aunque la reinfección sería como una tercera dosis de la vacuna, dice el inmunólogo Marcos López Hoyos, Jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, «no es aconsejable provocar a la infección que, en ningún caso es una opción que se deba plantear».

Desde un punto de vista inmunológico, una reinfección, explica López Hoyos, «reestimula la respuesta inmunitaria» y nos «potencia las células memoria».

«Las vacunas son tan buenas como la infección natural», apunta José Alcami, investigador del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos II, para quien hay una especie de «mantra teórico» sobre la superioridad de la infección y sobre el hecho de que las «vacunas Covid-19 no protegen frente a la infección. Y sí que lo hacen».

Para este virólogo, el escenario ideal sería «la vacuna más la infección natural», pero no vamos a «variolizar» a la población. [La variolización fue el método utilizado, antes de la llegada de las vacunas, para inmunizar contra la viruela con material tomado de un paciente con la esperanza de que después se produjera una infección leve, pero ‘protectora’].

«Teóricamente es posible, pero es algo que nunca se ha planteado con otros gérmenes». De hecho, el estudio de Reino Unido que inoculaba la mínima dosis posible de coronavirus a pacientes sanos y sin vacunar como parte de un estudio para examinar con mayor precisión el impacto de la enfermedad que conlleva, el Covid-19, en el cuerpo humano, ha sido suspendido.

Además, explica que aunque en teoría la respuesta inmune que confieren las vacunas y la infección natural son diferentes, señala que «el porcentaje de reinfecciones entre infectados y vacunados es similar».

En este sentido indica que hay estudios que están investigando las diferentes respuestas inmunológicas que se produce en las personas vacunadas que se han infectado posteriormente y entre las infectadas y posteriormente vacunadas.

Alcami lo tiene claro: «las vacunas nos han salvado».

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Fuente: ABC