Índice Global de Paz 2020: la pandemia aumentó las protestas civiles y aceleró la inestabilidad política

El nivel de paz en todo el mundo descendió en 2020 por novena vez, en trece años, debido al aumento de los disturbios y protestas civiles y a la creciente inestabilidad política, según reflejan los resultados del Índice Global de Paz, un estudio realizado desde 2007 por el Instituto para la Economía y la Paz (IEP).

Según los resultados hechos públicos este jueves, el descenso en 2020 fue del 0,07%. Esta caída habría estado incentivada por la pandemia del Covid-19, que afectó de manera global. En términos generales, durante el año pasado se registraron 14.871 manifestaciones violentas y disturbios, frente a los 13.518 que se contabilizaron en 2019.

Según el informe, los disturbios civiles aumentaron un 10% en 2020, con más de 5.000 manifestaciones atribuidas a las restricciones por el coronavirus. «El resto estaría relacionado con manifestaciones muy variadas: en EE.UU. esta el caso de Black Lives Matter; en la India, la restricción contra los agricultores; en América Latina, las protestas provocadas por la desigualdad económica; y en general por la inestabilidad política», explica a ABC Michael Collins, director ejecutivo para las Américas del IEP.

En cuanto al efecto de la pandemia, confirma que «el Covid ha tenido un impacto en los niveles de paz, pero ese impacto ha sido tanto positivo como negativo. En lo referente a los conflictos violentos, de homicidios y delitos, incluido el robo, al menos en la parte inicial de la pandemia si vimos una reducción -señala Collins-, que en algunos países fue significativa, como en Sudáfrica, donde los homicidios se redujeron en un 50%». En términos de impacto negativo, «hemos visto más de 5.000 manifestaciones relacionadas con el Covid, más disturbios, más crímenes de odio -contra la población asiática-…». Según recoge el estudio, hubo un promedio de 200 eventos violentos relacionados con la pandemia por mes desde agosto de 2020 hasta abril de 2021.

Civil unrest rose globally by 10% in 2020.
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— Global Peace Index (@GlobPeaceIndex) June 17, 2021

A pesar de estos datos, Collins se muestra cauto y deja un margen para ver cuáles serán las otras secuelas de la pandemia a largo plazo:«Vamos a ver muchas consecuencias de lo que ha sido el impacto económico, algo que se apreciará en el próximo año, en los dos siguientes o incluso a más largo plazo», afirma. Este impacto económico afectará a los negocios, al sector del turismo y también a la inversión del Estado, según indica Collins. «A nivel global se va a reducir la inversión en ayuda para el desarrollo, en la ayuda humanitaria, incluso en actividades contra el terrorismo». Consecuencia de que cada país tendrá que restringir sus cuentas o «focalizarlas en cuestiones internas». Algo que previsiblemente desembocará en más protestas civiles. «Asumimos que vamos a ver más inestabilidad política, más desigualdad…». Ya en 2020, la situación política se deterioró en 77 países. Una tendencia que, sin embargo, no solo está relacionada con el Covid-19. «Las venimos viendo desde hace más de una década. Lo que sucede ahora es que la pandemia ha actuado como un acelerador», subraya Collins.

Entre las tendencias al alza que tendrían relación con la pandemia se encuentra el aumento de suicidios, en un 25%; y la violencia doméstica, como consecuencia de las medidas de confinamiento. Así el informe estima que 243 millones de personas sufrieron violencia doméstica en 2020. En el primer caso, el coronavirus «ha aumentado los factores de riesgo: aislamiento, el estrés financiero, y el desempleo. Podríamos decir que las llamadas a la líneas telefónicas de ayuda han aumentado de manera significa en varios países. Por ejemplo, en EE.UU. ha aumentado un 1.000 por ciento».

Percepción de la seguridad

En relación con la violencia de género, Collins apunta a la inclusión en el estudio del IEP de los resultados de una encuesta centrada en la percepción de la propia seguridad y «el miedo a una violencia futura». «Hemos visto, en general, que las mujeres sí tienen más preocupación, entre un 5% y un 20% más que los hombres. Pero a nivel de experiencia de la violencia, porque la ha sufrido alguna vez o conoces a alguien que la haya sufrido, la percepción es prácticamente similar a nivel global, aunque esto cambia según qué países», matiza.

Según esta encuesta, 1 de cada 7 participantes señala el crimen, la violencia o el terrorismo como el mayor riesgo en su seguridad en el día a día, solo por debajo de los accidentes de tráfico. Y mientras el 75% de los encuestados afirman sentirse más seguros ahora que hace cinco años, la respuesta difiere completamente en los países de América Latina. En América del Sur es donde existe peor percepción, con un 50% de los encuestados que se siente menos seguro que hace cinco años. «A nivel de cuál es la mayor fuente de riesgo es así, y esto también se extiende a Centroamérica. Pero a nivel de experiencia de violencia es más alto en el Africa Subsahariana. Hay cinco países –Namibia, Sudáfrica, Lesoto, Liberia y Zambia- donde más del 50% de la población reporta haber sufrido violencia en los últimos años», explica Collins. «Esto es algo abismal. Es increíble como la violencia forma parte de nuestras vidas», enfatiza.

En contraposición, llama la atención que el 35% de los encuestados de países con un gobierno autoritario han manifestado que tienen una mayor percepción de seguridad ahora que hace cinco años. «Es interesante estudiar esta dinámica. A largo plazo lo que vemos es que los países más democráticos tienden a ser más pacíficos que los autoritarios, que tienden a ser más violentos. Es algo que queda reflejado en el ránking: del país primero (Islandia) hasta el último (Afganistán). Pero sí existen estos puntos de análisis que no suponen una tendencia, sino que son algo muy concreto». Con ello se refiere a cómo países como China han mantenido más restricciones, frente a otros más democráticos donde se ha dado mucha más movilidad «porque había muchos viajes por turismo. Y han sido más impactado por el Covid por el hecho de ser más abiertos y democráticos. Pero cuando lo miramos a largo plazo, las sociedades democráticas son las más resilientes. Tienen más canales, por los cuales se puede afrontar determinados retos. Mientras los autoritarios no tiene esa capacidad».

Menos víctimas por terrorismo

Entre los datos positivos, el estudio recoge el descenso del número de muertos por terrorismo, que disminuye por sexto año consecutivo. Los datos preliminares para 2020 sugieren que menos de 10.000 muertes fueron causadas por terrorismo. Es por ello que Oriente Próximo, aunque sigue siendo la región menos pacífica del mundo, es la que más ha mejorado en el último año. «Estoy estaría relacionado con el fin de la guerra en Irak y en Siria. Y que el conflicto se haya trasladado a la región del África Subsahariana», apunta.

El estudio clasifica a un total de 163 países según su nivel de paz, teniendo en cuenta 23 indicadores cualitativos y cuantitativos, que se refieren a variables internas como violencia y criminalidad; y externas, como gasto militar y las guerras en las que participa el país, entre otras. Una lista que un año más está encabeza por Islandia como el Estado con mayor índice de paz, posición en la que se mantiene desde 2008; seguido de Nueva Zelanda, Dinamarca, Portugal y Eslovenia. En el polo opuesto, con el menor índice de paz, cierran la lista Irak, Sudán del Sur, Siria, Yemen y Afganistán, que repite por cuarta vez en el último puesto.

🌍 The 10 most peaceful countries in 2021:
🇮🇸 Iceland
🇳🇿 New Zealand
🇩🇰 Denmark
🇵🇹 Portugal
🇸🇮 Slovenia
🇦🇹 Austria
🇨🇭 Switzerland
🇮🇪 Ireland
🇨🇿 Czech Republic
🇨🇦 Canada
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— Global Peace Index (@GlobPeaceIndex) June 17, 2021

Europa copa, por primera vez desde que comenzó a realizarse el estudio, ocho de los diez primeros lugares del Índice Global de Paz de 2020. Un ránking en el que España ocupa el puesto 31 a nivel mundial, mejorando un lugar respecto al año anterior, y ocupando el número 22 respecto al continente europeo, que siempre se sitúa como la región más pacífica, «aunque haya ahora alguna excepción, como el caso de Bielorrusia», acota Collins.

Entre los países que más han visto deteriorado su índice de paz el año pasado, el estudio sitúa a Bielorrusia, que ha bajado 19 puestos en el ránking. Un Estado que vivió unas elecciones convulsas tras el supuesto fraude cometido por Lukashenko, que desencadenó fuertes protestas y el exilio de parte de los líderes opositores. Zambia, Burkina Faso, Azerbaiyán y Honduras completan la lista de los países que ha sufrido un empeoramiento mayor de su situación.

Frente a ellos, los países que han mejorado son Vietnam, Macedonia del Norte, Polonia, Ucrania e Irak (aunque este muy ligeramente, lo que no le permite salir de la cola de la lista).

En total, en 2020 75 países habrían mejorado su posición, frente a 86 que la habrían empeorado. Una tendencia, esta última, que persiste ya desde 2008, acumulando un deterioro de un 2%.

Otra de las variables que mide el estudio es el impacto económico de la violencia, que ha aumentado en 2020 hasta los 14,96 billones de dólares, lo que equivale aproximadamente a un 11,6 por ciento de PIB mundial, debido al aumento del gasto militar. «Hemos visto en los dos últimos años un cambio de tendencia. Llevábamos una década reduciendo los niveles de militarización alrededor del mundo, y esto ha ido en aumento».

El secreto de Islandia

Por último le preguntamos a Collins cuál es la clave que hace que Islandia año tras año lidere este ránking y se sitúe como el país más pacífico. «El secreto de Islandia es que nadie sale de casa porque hace mucho frío, y no existe oportunidad para pelearse», bromea al otro lado de la pantalla del ordenador. «Islandia, de manera coincidente y muy relevante, es la democracia más antigua del mundo. Si hablamos de una manera más general sobre cuáles son las cualidades, podríamos decir que los países más pacíficos como Islandia, como Portugal o Nueva Zelanda tienen un buen funcionamiento de gobierno, una distribución equitativa de los recursos, un libre flujo de información, buenas relaciones con los vecinos, altos niveles de capital humano, aceptación de los derechos de los demás, bajos niveles de corrupción y un tejido sólido empresarial».

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Fuente: ABC