Hungría resiste y bloquea las sanciones de la UE a Rusia

Los ministros europeos de Asuntos Exteriores terminaron el lunes una enésima reunión sin haber logrado un acuerdo para aprobar la nueva tanda de sanciones económicas contra Rusia, la sexta desde el inicio de la guerra. Y al mismo tiempo, Turquía aclaró que la idea de vetar el ingreso en la OTAN de Suecia y Finlandia es una amenaza real. El aumento de la apuesta geopolítica que plantea la guerra de Rusia en Ucrania está haciendo mella en la unidad de los países occidentales que buscan a toda prisa soluciones para superar los escollos sucesivos. El ministro ucraniano, Dmytro Kuleba, a quien habían invitado a participar en la reunión de Bruselas, lamentó el fracaso de las negociaciones y culpó de ello directamente a Hungría.

«No es una exageración decir que hay un único país que bloquea la introducción del embargo de petróleo».

La aprobación del paquete de sanciones que incluya la prohibición de comprar petróleo ruso se ha quedado atascada en las negociaciones interminables que afectan por razones diversas a varios países. El más sensible es Hungría, a cuyo primer ministro, Víktor Orban, intentaron halagar ayer desde Bruselas con mensajes de la presidenta Ursula von der Leyen y de Charles Michel para felicitarle por su reelección, a sabiendas de que en asuntos europeos internos su comportamiento es cada vez más polémico. Así que su ministro de Exteriores, Peter Szijjarto, llegó a Bruselas diciendo que según sus cálculos a Hungría le costaría entre 15.000 y 18.000 millones adaptar su economía para abandonar el petróleo ruso y que «es algo legítimo que los húngaros esperen una propuesta» de la Comisión para pagar este recibo que casualmente coincide con lo que se le podría atribuir en el marco de los planes de recuperación pero que se le niega porque no se pliega a las exigencias europeas en materia de respeto al Estado de derecho.

Le pasa algo parecido a Bulgaria que solamente tiene tecnología para refinar el tipo de crudo que le llega de Moscú y que insiste en que ya ha hecho un esfuerzo grande prescindiendo del gas ruso antes de que sea incluido en un futuro nuevo paquete de sanciones, aunque en su caso no se opone a que se adopte el paquete de sanciones si le permiten un periodo de adaptación.

A la salida de la reunión, el jefe de la diplomacia ucraniana dejó claro que en su opinión el sexto paquete de sanciones «tiene que incluir un embargo petrolero, y lamento que esta decisión tome tanto tiempo», porque mientras Rusia siga exportando petróleo y gas tendrá dinero para continuar la guerra» contra su país.

La regla de unanimidad

El Alto Representante Europeo, Josep Borrell, había presentado la reunión del lunes como un escenario en el que se podría dar el «impulso político» a la aprobación del paquete de sanciones, después de casi una semana de fracasos en los intentos llevados a cabo por los embajadores en Bruselas. Por ello, el representante italiano, Luigi di Maio, dijo a su entrada que en este caso «deberíamos poder superar la regla de la unanimidad que hoy permite que solo un país bloquee cualquier decisión en la que todos los demás estén de acuerdo» y Borrell se vio obligado a reconocer el fracaso de sus objetivos y a ordenar a los embajadores que vuelvan a las negociaciones en Bruselas en busca de un acuerdo por ahora inalcanzable.

La prueba de que en estos momentos resulta muy fácil para gobiernos sin escrúpulos hacer chantajes que en otras circunstancias no se atreverían es que en la OTAN todos los aliados celebran la decisión de Suecia y Finlandia de romper sus respectivas tradiciones de neutralidad para ingresar en la organización excepto uno, Turquía. Y lo hace para vengarse de la posición que han mantenido estos países hacia los independentistas kurdos que Ankara califica de forma genérica como terroristas. La semana pasada se anunció de forma genérica que Turquía no veía con buenos ojos el ingreso de estos dos países, pero el lunes el máximo dirigente turco fue mucho más claro y habló ya de vetar el ingreso de estos dos países, que ha de ser aprobado por todos y cada uno de los actuales miembros. «Suecia es un centro de incubación de organizaciones terroristas. Acogen a terroristas. En su Parlamento hay diputados que defienden a los terroristas. A quienes acogen a terroristas no les diremos ‘sí’ cuando quieren unirse a la OTAN», dijo el lunes en Ankara el mandatario turco.

Erdogan se refiere a la política de estos dos países de acoger como refugiados políticos a militantes que son perseguidos en sus países de origen, como es el caso para miles de kurdos que huyen de Turquía y que no siempre están vinculados con las actividades terroristas de los independentistas del PKK que el Ejército combate en el sureste del país. Erdogan también ha chantajeado a la UE con el tema de los refugiados de guerra sirios que la UE no quería dejar entrar en su territorio. En este caso, el turco se ha contentado con que se le pague por ello, unos 6.000 millones de euros por ahora. Sin duda su apoyo al ingreso de Suecia y Finlandia a la OTAN también tiene un precio y probablemnte se medirá en material militar norteamericano.

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Fuente: ABC