Estimulación del nervio vago a través de la electrocéutica

¿Qué es el nervio vago?

El nervio vago es el nervio más largo de nuestro organismo, y es uno de los componentes fundamentales del sistema parasimpático. El sistema parasimpático es una estructura necesaria para balancear el organismo entre estrés y calma.

El estrés proviene del sistema contrario al parasimpático, que es el sistema simpático. Éste es el que hace que reaccionemos ante estímulos externos, como frío, calor, peligro, infecciones…

El sistema parasimpático contrarresta esta acción para que dejen de producirse los efectos del estrés en nuestro cuerpo, como la subida de la frecuencia cardíaca, la acción inflamatoria, etc.

Se trata de una cuestión importante ya que una de las funciones del nervio vago es contrarrestar los efectos inflamatorios de una infección, como podría ser la COVID-19, que ha producido secuelas derivadas del estrés prolongado producido por un exceso de esta inflamación excesiva.

¿En qué momento falla el nervio vago?

Normalmente, se estimula el nervio vago cuando es preciso contrarrestar efectos perjudiciales de la activación sostenida del sistema simpático, en este sentido tómese como ejemplo los fenómenos de tipo inflamatorio que afectan a las articulaciones o bien fenómenos inflamatorios asociados a procesos infecciosos como la COVID. En otras ocasiones, la estimulación del nervio vago se utiliza como una terapia beneficiosa en sí misma para tratar mitigar algún efecto negativo de la hiperexcitabilidad del sistema nervioso como la epilepsia, el tinnitus, trastornos psiquiátricos, esófago-gastrointestinales o el dolor crónico sin una base orgánica clara. En general hemos de decir que el sistema parasimpático puede ser un elemento “sanador” cuando se sobreestimula.

La estimulación del nervio vago se ha utilizado empíricamente en la medicina tradicional china, con la famosa auriculopuntura con fines terapéuticos diversos desde hace muchísimos años.

¿Qué es la estimulación del nervio vago?

Consiste en realizar un aumento del tono parasimpático a través de algún acceso al nervio vago, ya sea a nivel del cuello o del pabellón auricular. A través de ellos, se utilizan terapias beneficiosas sobre sistemas periféricos que han resultado dañados, como por ejemplo un cuadro post-COVID o a nivel del sistema nervioso central que se han dañado por hiperexcitabilidad. El nervio vago está definido, desde un punto de vista fisiológico, para “calmar” o “apaciguar”.

¿De qué manera y cuándo se realiza la estimulación del nervio vago?

La estimulación del nervio vago se basa en un nuevo concepto denominado “electrocéutica”, es decir, en introducir corrientes eléctricas en el organismo como si de un fármaco se tratase.

Éstas corrientes dosificadas actúan beneficiosamente en el organismo a través de la estimulación del citado nervio.

Se puede abordar a través del cuello o del pabellón auricular. Existen distintos tipos de dispositivos, desde unos que se pueden implantar quirúrgicamente hasta otros que pueden aplicar las corrientes terapéuticas a través de la piel.

La estimulación eléctrica transcutánea (sin necesidad de intervención quirúrgica) logra estimular al nervio vago desde la superficie de la piel mediante la aplicación, por contacto, de una corriente eléctrica con una determinada onda, frecuencia, e intensidad de impulso, que alcanza el nervio vago para que aumente su tono basal y esto pueda producir efectos beneficiosos en los pacientes.

¿Qué alternativas existen a la estimulación del nervio vago?

Desde el punto de vista farmacológico, la estimulación simpática o parasimpática mediante fármacos “tradicionales”, no tiene los mismos elementos de seguridad y eficacia que la estimulación eléctrica directa para aumentar el tono vagal.

En general, la “electrocéutica” —la estimulación directa de una determinada estructura nerviosa— está llamada prometedoramente a realizar procesos terapéuticos beneficiosos en Dr. Antonio Pajuelo Gallego el organismo. También, en general, los fármacos, en este ámbito son menos eficaces y pueden producir efectos secundarios significativos.

¿Cómo son los resultados?

Los resultados de la estimulación eléctrica del nervio vago ya han demostrado una eficacia significativa en el tratamiento de la epilepsia, migrañas, cefaleas, o depresión grave.

Actualmente y a tenor de la aparición del denominado síndrome post-COVID, la estimulación del nervio vago, en base a sus propiedades antiinflamatorias, está resultando muy eficaz para aliviar sus síntomas residuales, pero todavía hablamos de algo que se encuentra en análisis de los datos de resultados clínicos. Casos de alteraciones sensoriales como los acúfenos (o tinnitus) también pueden ser mitigados y mejoran con el aumento del tono parasimpático.

Por lo tanto, y en este contexto, la administración de una corriente eléctrica debe ser considerada, desde el punto de vista de terapia, como la de un fármaco. La administración de estas corrientes permite realizar vida completamente normal, y de hecho existen también dispositivos que aplican la estimulación mientras el paciente camina por la calle.

Cada paciente determinará por su incremento del tono parasimpático el beneficio terapéutico concreto, mayor o menor, en función de cada patología y de cada paciente. Esto ocurre igual en los fármacos orales, donde incluso hasta la mitad de los pacientes no responden bien ante una misma dosis de fármaco. La estimulación del nervio vago está siendo sometido, y lo será más en el futuro, al mismo tipo de control científico al que se somete a la farmacología “clásica”.

¿Cuál es el presente y futuro de esta terapia?

El presente de la electrocéutica, es decir, la administración controlada de un impulso eléctrico, normalmente sobre una estructura nerviosa, para producir un efecto terapéutico en nuestro cuerpo, tiene muchísimo futuro. Ya lo tiene en cuestiones como la epilepsia, depresión, cefaleas tratamiento del dolor crónico y otras afecciones neurológicas (Parkinson, etc.) La estimulación del nervio vago tiene un futuro muy prometedor, ya que un buen número de científicos de ámbito internacional estamos tratando de ponernos de acuerdo sobre qué tipo de corriente (tipo de onda), intensidad y con qué frecuencia diaria es necesario aplicar la estimulación para obtener los mejores resultados en un entorno de terapia mediante la estimulación de una estructura funcional “natural” y supuestamente “sanadora” de nuestro propio organismo.

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Fuente: ABC