Erdogan cumple su sueño de reconvertir Santa Sofía en mezquita

La Justicia turca cumplió con las filtraciones adelantadas por los medios oficiales a lo largo de la semana y decidió por unanimidad anular el estatus de museo que tenía Santa Sofía de Estambul desde 1934. Este movimiento dio luz verde a las autoridades para que este templo, nacido como catedral hace 1.500 años, vuelva a convertirse en mezquita. Así se cumplirá uno de los sueños del presidente y ex alcalde de Estambul, Reccep Tayyip Erdogan, que a los pocos minutos de conocer la decisión del Consejo de Estado firmó el decreto para una conversión que hizo que el emblemático edificio pasara del ministerio de Turismo al de Asuntos Religiosos. Poco importaron los mensajes de la Unesco, que pidió a los turcos «dialogar» antes de dar este paso, o de Grecia, que calificó la decisión de una «provocación abierta» al mundo civilizado. El portavoz del parlamento, Mustafa Sentop, dijo que la abrirán al culto «lo antes posible, no más tarde de la próxima semana».

Santa Sofía es una de las joyas arquitectónicas del conocido como «Cuerno de Oro» de Estambul, en la ribera occidental del Bósforo, y ha sido testigo de excepción de luchas políticas y religiosas, de ascensos y caídas de imperios. La enorme mole de piedra roja nació como «Santa Sofía de Constantinopla», icono del Imperio Bizantino, y era sede del patriarca ortodoxo y lugar de coronaciones. Durante 900 años se mantuvo como templo cristiano hasta que el sultán Mehmed II capturó la ciudad en 1453 e hizo de esta basílica una mezquita. Se taparon los símbolos ortodoxos, se levantaron los minaretes y hasta 1935 fue templo musulmán. Ese año, Mustafá Kemal Ataturk, creador de la Turquía moderna, ordenó el final del culto y que pasara a ser un museo. 85 años después, Erdogan enmienda lo que siempre consideró un «muy grave error» y el laicismo impulsado por Ataturk queda cada vez más lejos. El líder islamista anunció que se dirigiría a la nación a las 08.53 de la tarde, un gesto más para celebrar la reconversión de Santa Sofía en el 600 aniversario de la conquista otomana.

«El efecto de refuerzo que este movimiento puede traer a Erdogan en cuanto a popularidad es pequeño y efímero, mientras que el daño causado a la imagen de Turquía será significativo y permanente», alertó en su cuenta de Twitter el analista Soner Cagaptay, investigador del The Washington Institute y autor de libros como ‘Erdogan's Empire: Turkey and the Politics of the Middle East’. En palabras de Cagaptay, el presidente «busca dejar su sello político y religioso y en su ciudad natal y con Santa Sofía completa su trilogía de mezquitas tras patrocinar la construcción de las de Camlica y Taksim».

Llamada al diálogo de la Unesco

Erdogan firmó el decreto de manera inmediata, sin hacer caso al mensaje de la Unesco que le pedía «diálogo antes de adoptar una decisión que tendrá impacto en el valor universal de este lugar», incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Grecia, Rusia y Estados Unidos también trataron de mediar para que Turquía no alterara el estatus de este lugar, pero tampoco tuvieron éxito. La decisión del Consejo de Estado turco conlleva que Santa Sofía deje de ser un museo, pero se mantiene bajo la etiqueta de «templo», lo que significa que seguirá abierto a los turistas fuera de las horas de culto, como lo está la Mezquita Azul.

Con el cambio en Santa Sofía de Estambul, Erdogan completa la quinta reconversión de iglesias bizantinas nacidas también como Santa Sofía en Trabzon, Vize, Iznik y Enez. El gobierno islamista del AKP ha sido el encargado de reconvertir todas ellas y adaptarlas al culto, aunque su impacto mediático y simbólico no se puede comparar con la de Estambul, que durante casi un siglo fue emblema mundial del cristianismo.

La basílica ortodoxa, construida en el siglo VI, fue convertida en mezquita tras la conquista de Constantinopla por los otomanos en 1453 y mantuvo ese estatus hasta 1934, cuando un decreto ministerial le quitó toda función de templo y la convirtió en museo.

El sector nacionalista e islamista turco lleva décadas exigiendo la apertura del edificio al culto islámico, y el propio presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha respaldado recientemente esta petición.

Fuente: ABC