El ‘reemplazo’: la ideología de la extrema derecha de EE.UU. detrás de la matanza racista de Búfalo

«Los judíos no nos reemplazarán». Ese fue uno de los gritos en las marchas ultras, con simbología nazi, que tomaron Charlottesville en agosto de 2017 y que acabaron de forma trágica (una mujer murió y una veintena de personas resultaron heridos cuando un supremacista blanco los embistió con su coche). Por aquel entonces, la idea del reemplazo no tenía gran presencia en la sociedad estadounidense más allá de foros racistas y xenófobos en internet. En esencia, se trata de una teoría conspiradora que asegura que hay un plan -impulsado por elites liberales y judíos- para acabar con el poder político y cultural de la mayoría blanca en EE.UU. a través de inmigrantes -no blancos, claro- y de la alta tasa de natalidad de minorías raciales.

Han pasado cinco años, y la ideología del reemplazo ha aparecido como la justificación detrás de la matanza racista del pasado fin de semana en Búfalo, la segunda mayor ciudad del estado de Nueva York. Payton Gendron, un joven blanco de 18 años, condujo durante horas hasta el distrito con más porcentaje de población negra del estado, se plantó en un supermercado y disparó a todo el que se le puso por delante. Mató a diez personas e hirió a otras tres. Once de las víctimas eran de raza negra.

Un manifiesto de 180 páginas

Gendron, al que las autoridades investigan ahora por crímenes de odio y por un «violencia extremista de motivación racista», dejó escrito un manifiesto de 180 páginas en el que explica que preparó y cometió la matanza por su creencia en esa idea del reemplazo. Desgranó las tasas de natalidad de inmigrantes y de las minorías raciales, acusó a los demócratas de querer cambiar la composición racial del país para ganar elecciones, habló de «genocidio blanco» y apuntó como «reemplazadores» a quienes «invaden nuestra tierra, viven en nuestro suelo, viven de subvenciones del gobierno y sustituyen a nuestra gente».

Gendron aseguró que se radicalizó durante la pandemia, por «extremo aburrimiento» y a través de foros de internet, como 4chan, el mismo desde el que se propagaron las teorías conspiradoras de QAnon.

La diferencia entre lo ocurrido en 2017 y la actualidad es que esa ideología del reemplazo -que tiene uno de sus orígenes en el libro ‘El gran reemplazo’, del escritor francés ultranacionalista Renaud Camus- ha ganado peso en el discurso político y mediático de EE.UU. De ser ideas compartidas en foros oscuros y marginales, ahora es una concepción casi convencional.

«La izquierda busca diluir los estadounidenses clásicos»

Donald Trump, que dijo había «gente buena en ambos lados» sobre los neonazis que marchaban con antorchas en Charlottesville y los activistas de extrema izquierda que se enfrentaron con ellos, no ha hablado de forma específica de «reemplazo», aunque sí de «invasores» cuando se refiere a las oleadas de inmigrantes indocumentados.

La voz más significativa sobre la idea del reemplazo es, con probabilidad, la de Tucker Carlson, presentador estrella de Fox News, con el programa de política con más audiencia de EE.UU.

Según un análisis de ‘The New York Times’, Carlson ha mencionado las ideas del reemplazo en 400 ocasiones desde 2016. En abril del año pasado, defendió que llegan inmigrantes «del tercer mundo» para «reemplazar al electorado actual» y «diluir el poder político de la gente que vive aquí». Unos meses después, acusó a Joe Biden de animar a la llegada de inmigrantes «para cambiar la composición racial del país» y «reducir el poder político de la gente cuyos ancestros vivía aquí».

Pero también han hablado del reemplazo otras voces conservadoras en los medios estadounidenses, como el desaparecido Rush Limbaugh -la personalidad radiofónica más seguida-, o los también presentadores de Fox News Bill O’Reilly, Ann Coulter, Jeanine Pirro o Laura Ingraham. Esta última dijo a su audiencia en 2018 que los demócratas «quieren reemplazaros a vosotros, los votantes estadounidenses, con ciudadanos recién amnistiados y un creciente número de inmigrantes en cadena (en referencia a aquellos que reciben sus papeles por vínculos familiares)».

Con la creciente polarización que vive EE.UU., el mensaje ha llegado hasta la política. Newt Gingrich, que fue presidente de la Cámara de Representantes y candidato republicano a la presidencia, ha defendido que la izquierda busca «diluir» a los «estadounidenses clásicos». Elise Stefanik, republicana de Nueva York, que ha endurecido su discurso para conseguir el favor de Trump, aseguró en un anuncio electoral que los demócratas buscaban «expulsar a nuestro electorado actual y crear una mayoría liberal permanente en Washington».

Las 14 palabras de la teoría del reemplazo

Todas estas voces siempre defienden que esa idea del reemplazo no tiene nada que ver con el racismo, sino que es una cuestión de inmigración y electoral. Y se apresuran a condenar tragedias como la de Búfalo, o anteriores como la matanza en El Paso (Texas) de 2019 -el atacante iba a por hispanos- o el año anterior en una sinagoga de Pittsburgh (Pensilvania) en la que el autor acusaba a los judíos de impulsar la entrada de «invasores».

Esas aclaraciones y condenas no evitan una realidad: agitar las teorías del reemplazo desde algunos de los púlpitos más influyentes para el votante conservador -ya sea por excitar a la audiencia o por movilizar al electorado- contribuye a convertir lo marginal en convencional y a dar legitimidad a quienes impulsan odio racista desde las ideas del reemplazo. También en sus versiones más radicales y terroríficas, como la que mostró Gendron este fin de semana.

En su rifle semiautomático, Gendron llevaba inscritos dos mensajes: ‘negrata’, un insulto racista que nadie pronuncia de forma pública en EE.UU.; y el número 14, que hace referencia a un eslogan con catorce palabras -en su versión en inglés- de la teoría del reemplazo: «Debemos garantizar la existencia de nuestro pueblo y un futuro para los niños blancos».

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Fuente: ABC