El opositor ruso Navalni, detenido tras aterrizar en Moscú

No sin percances de última hora, ligero retraso e intervención policial contra sus seguidores, el principal adversario político del Kremlin, Alexéi Navalni, regresó ayer a Moscú procedente de Berlín casi cinco meses después de que tuviera que ser enviado a Alemania en estado de coma tras ser envenenado en Siberia con «Novichok». Navalni, que llegó acompañado de su esposa, Julia, y de su hijo, Zajar, fue detenido nada más pasar el control de pasaporte.

El motivo de su arresto, según el comunicado oficial emitido por el Servicio Penitenciario Federal de Rusia (FSIN), se debe a que, el pasado 29 de diciembre, se emitió una orden de búsqueda y captura contra él por «las continuas violaciones» al no haberse sometido periódicamente a las inspecciones penitenciarias, algo que no pudo hacer al encontrarse en Alemania hospitalizado.

El FSIN presentó el martes pasado ante el Tribunal Simónovski de Moscú una solicitud para que la pena de prisión condicional de tres años y medio que le fue impuesta en 2014 por el caso Yves Rocher, por supuesta estafa y blanqueo de capital, pase a ser efectiva y la cumpla en la cárcel. En su nota de prensa, el Servicio Penitenciario ruso advierte que Navalni permanecerá en prisión preventiva hasta que el Tribunal Simónovski determine si debe ser puesto en libertad o enviado a la cárcel para cumplir allí la condena.

El líder opositor «número uno» de Rusia sabía perfectamente a lo que se exponía regresando a su país. Además, aparte de las acciones emprendidas por el FSIN, el Comité de Instrucción de Rusia (SK) abrió, también el 29 de diciembre, una nueva causa penal contra él por un presunto delito de fraude supuestamente vinculado a la apropiación de 588 millones de rublos (unos seis millones de euros). Ya en diciembre, la portavoz del SK, Svetlana Petrenko, aseguró que el dirigente opositor se apropió del dinero recaudado a la ciudadanía y lo hizo con el objetivo de financiar su Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK) y otras ONGs vinculadas a su actividad.

Según Petrenko, de los 588 millones de rublos obtenidos por donaciones directas de la población, Navalni se gastó 356 millones (casi cuatro millones de euros) para fines personales: «propiedades y valores materiales, así como para pagar los gastos, incluidas las vacaciones en el extranjero». Los investigadores del SK sostienen que Navalni «mintió» a sus donantes y, por tanto, «les robó» su dinero.

El político ruso, sin embargo, ya explicó en diciembre que, al igual que todas las demás persecuciones judiciales de las que ha sido objeto hasta la fecha, se trata de otro caso «amañado», cuyo principal objetivo ahora mismo consiste en obstaculizar las pesquisas que él y sus partidarios están llevando a cabo para esclarecer su envenenamiento. En un vídeo que publicó en Instagram, Navalni dijo que «van a intentar meterme en la cárcel porque no haber muerto en aquel avión, y buscar encima a mis asesinos. Por demostrar que Putin está personalmente detrás de todo».

Navalni ha sido ya condenado por otros delitos, según él, «fabricados», está teniendo que hacer frente a una querella por «difamación» y ha cumplido numerosas penas de prisión menor por convocar manifestaciones. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha reconocido en sucesivas resoluciones que la persecución de sufre el dirigente opositor es por «motivos políticos», no penales.

Ayer partió de Berlín junto con su familia con destino a Moscú en el vuelo de la compañía rusa «Pobeda» (Victoria) DP936, que despegó a las 14.45 (hora europea). No apareció en el mostrador de facturación y llegó hasta la escalerilla del avión a bordo de un AUDI negro de la Policía alemana. El avión tenía programado llegar al aeropuerto moscovita de Vnúkovo a las 19.20 (hora local), pero fue desviado al aeropuerto de Sheremétievo, también en la capital rusa, en donde terminó aterrizando a las 20.14. Como causa del desvió, la compañía argumentó que en mitad la pista de aterrizaje de Vnúkovo había una máquina quitanieves supuestamente averiada. Los partidarios de Navalni creen que así les dieron el esquinazo, ya que habían acudido a Vnúkovo a recibir a su líder.

Junto con él, volaron numerosos periodistas y reporteros con quienes no habló durante todo el vuelo. Una vez aterrizaron en Sheremétievo, Navalni se dirigió a los informadores para decirles que «hoy es mi mejor día en los últimos cinco meses. Estoy feliz de haber llegado». «Yo no temo nada y pido a todos que tampoco tengan miedo», añadió.

El principal opositor del presidente Vladímir Putin, anunció a través de las redes sociales el pasado miércoles su intención de regresar a Rusia precisamente el domingo.

«Nunca me plantee la cuestión de si vuelvo o no a Rusia. Sencillamente porque nunca me fui, aparecí en Alemania en un dispositivo de cuidados intensivos por la única razón de que intentaron matarme». En el vídeo publicado en Instagram, el líder opositor insiste en que «no fui yo quien eligió ir a Alemania, que es un país genial, no llegué allí por mi propia voluntad», aseguró.

Se encontraba en Alemania desde el 22 de agosto del año pasado. Dos días antes fue envenenado en la ciudad siberiana de Tomsk con la sustancia Novichok, catalogada como arma química y con la que también fue atacado en Salisbury (Reino Unido) el ex agente Serguéi Skripal y su hija.

Fue en el avión en el que volaba desde Tomsk a Moscú en donde empezó a sentirse mal y perdió el conocimiento. Así que los pilotos decidieron aterrizar de emergencia en Omsk, en donde fue ingresado en uno de sus hospitales en estado ya de coma. Su esposa, Julia, pidió al presidente Vladímir Putin, que autorizase su traslado a Alemania, a la clínica Charité, para recibir tratamiento. Allí estuvo varias semanas y lograron que saliera del estado de coma a los 19 días de su hospitalización. El crítico más corrosivo de la política de Putin y de las corruptelas de muchos altos cargos y magnates rusos dijo el día 13 que «creo que estoy casi sano».

Expertos del laboratorio especial de la Bundeswehr realizaron un análisis toxicológico de las muestras tomadas de Navalni y concluyeron que fueron encontrados rastros de una sustancia del grupo Novichok. Los laboratorios de Suecia y Francia, así como los expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), llegaron a conclusiones similares.

Las autoridades rusas, sin embargo, niegan las acusaciones de participación en el intento de asesinato del opositor. El pasado 15 de octubre, la Unión Europea y el Reino Unido impusieron sanciones a Rusia por lo sucedido con el político opositor. Moscú, en respuesta, anunció la aplicación de contramedidas contra altos cargos alemanes y franceses. Ahora, tras la detención de ayer, la UE amenaza con aplicar más sanciones a Moscú, si no es puesto en libertad.

Charles Michel, Polonia y los países bálticos exigen la «inmediata liberación» del opositor ruso

El presidente del Consejo Europea, Charles Michel, pidió este domingo la inmediata liberación del opositor Alexéi Navalni tras su detención nada más aterrizar en Moscú. «La detención de Alexéi Navalni a su llegada a Moscú es inaceptable», indicó a través de Twitter Michel, que coordina a los gobiernos de la UE en Bruselas. «Hago un llamamiento a las autoridades rusas para su inmediata liberación».

Letonia, Estonia y Lituania, todos ellos países miembros de la Unión Europea, también pidieron la liberación de Navalni y plantearon la «imposición de medidas restrictivas» contra Rusia tras la detención del opositor al Kremlin Alexéi Navalni, según informó en Twitter el ministro lituano de Asuntos Exteriores.

«La detención de Alexéi Navalni por las autoridades rusas es completamente inaceptable. Exigimos su inmediata liberación», señaló en su mensaje el ministro, Gabrielius Landsbergis. «La UE debería actuar rápidamente y si no es liberado, necesitamos valorar la imposición de medidas restrictivas en respuesta a este acto insolente», añadió.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se sumó a las llamadas a la inmediata liberación de Navalni.

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Fuente: ABC