El hambre se dispara en Latinoamérica a su mayor nivel en 15 años

Que Latinoamérica haya sido la región más afectada por la pandemia -en mortalidad relativa y en colapso económico- se ha traducido también en un notable incremento del hambre y de la inseguridad alimentaria. En 2020 padecieron hambre 59,7 millones de personas en la región, lo que supuso un incremento del 30% en un solo año: un aumento de 13,8 millones de latinoamericanos más en comparación con el año anterior, previo a la extensión de covid-19, según un último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO).

El informe indica que la prevalencia del hambre llegó al 9,1%, la cifra más alta desde 2005; en número de personas supuso un récord en lo que

va de siglo. Aunque esa ratio está mínimamente por debajo de la media mundial (9,9%), lo cierto es que el incremento entre 2019 y 2020 ha sido mayor que en cualquier otra región del mundo.

Todo esto está significando una especial presión sobre los gobiernos de la región, si bien algunos de ellos, como los de Venezuela y Nicaragua, países que cuentan con algunos de los peores datos de todo el continente, prefieren una huida adelante antes que una gestión abierta y eficaz que alivie la penuria de sus ciudadanos.

La mayoría de las naciones latinoamericanas se encuentran sanitariamente exhaustas: la región ronda 1,3 millones de muertos por Covid-19, lo que supone un tercio de las muertes en todo el mundo con solo el 8,4% de la población global; por su parte, el proceso de vacunación ha ido lento, aunque los últimos meses se ha acelerado y a final de año el 60% podría haber recibido dos dosis de vacunas. Además, los gobiernos están presupuestariamente agotados tras los amplios paquetes de ayudas sociales aplicados en esta crisis económica, con una elevada pública y encarando la creciente inflación.

Tanto desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) como del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hay quien ya ha hablado de una «nueva década perdida» que replique la parálisis que los países latinoamericanos sufrieron al final de la década de 1980 para corregir la disparada deuda y los desorbitados déficits de entonces.

Desde el FMI ya se venía advirtiendo que Latinoamérica será la región del mundo cuya economía recobrará más tarde los niveles pandémicos, después de que su PIB retrocediera un 7% en 2020. En 2021 habrá un moderado «rebote» económico de alrededor de un 6% y en 2022 el crecimiento bajará al 3%.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (Cepal) ha cuantificado que la pandemia ha hecho aumentar en 20 millones el número de pobres, alcanzando los 209 millones en 2020 (de los cuales, 78 se encuentran en pobreza extrema).

Fuerte retroceso social

Ahora es la FAO quien certifica el retroceso social latinoamericano. La pandemia ha aniquilado las ganancias en términos de seguridad alimentaria que la región había acumulado especialmente en la llamada ‘década de oro’ por el ‘boom’ del precio de las materias primas, un periodo de acentuada reducción de la pobreza y del hambre. Desde el fin de esa década en 2014, la situación había ido empeorando progresivamente y ahora ha alcanzado especial gravedad con la pandemia.

Ese importante incremento del hambre ha sido mayor en Sudamérica, la subregión más dependiente de la exportación de materias primas, que desde 2014, después de la prolongada bonanza, conoció una recaída en la pobreza de parte de quienes habían salido de ella pero estaban aún en una situación vulnerable. La parálisis de las exportaciones en 2020 por los confinamientos y el bloque de las cadenas internacionales de suministros hizo luego especial daño.

Así, Sudamérica ha pasado de un índice de subalimentación del 3,8% en 2014 al 7,8% en 2020. La subalimentación es mayor en Centroamérica (10,6%) y en el Caribe (16,1%, cifra muy marcada por Haití), pero en esas zonas no se había registrado la evidente mejora de la ‘década de oro’ sudamericana. En números absolutos, en 2020 las personas con hambre habían llegado a 33,7 millones en Sudamérica, a 19 millones en Centroamérica y a 7 millones en el Caribe.

Peor es aún la situación si atendemos al concepto de seguridad alimentaria, que en 2020 llegó a afectar al 40,9% de la población latinoamericana (no acceso físico o económico a comida en cantidad o calidad suficiente para la salud y desarrollo). Se trata de un registro muy superior al del promedio mundial, que ese año fue del 30,4%. También aquí el especial salto ha sido entre 2019 y 2020: en solo un año más de 60 millones de personas nuevas cayeron en inseguridad alimentaria, para alcanzar una cifra total de 267 millones. Se trata del mayor incremento porcentual entre las distingas regiones del mundo. La inseguridad alimentaria ha aumentado notablemente en Sudamérica, donde ha pasado del 18,7% en 2014 al 39,2% en 2020; en Centroamérica es del 37,5% y en el Caribe del 71,3% (por el colapso haitiano).

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Fuente: ABC