El Gobierno de Johnson pide perdón a Isabel II por las fiestas previas al funeral del Duque de Edimburgo

La fotografía de la Reina Isabel II sentada sola en la capilla de San Jorge durante el funeral de su marido, Felipe de Edimburgo, el pasado abril, fue tremendamente conmovedora; la dura imagen de una pandemia que se ha cobrado millones de vidas en todo el mundo y, según las cifras oficiales, de más de 150.000 personas sólo en el Reino Unido. Pero mientras ella despedía a su marido distanciada de los demás asistentes, que ya eran pocos, debido a las medidas para atajar el brote de Covid-19, en Downing Street corría el alcohol en dos fiestas celebradas en la víspera de las exequias, en la noche del 16 de abril, y que se prolongaron hasta la madrugada, según se conoció gracias a una investigación del diario ‘The Telegraph’.

Según sus fuentes, algunos funcionarios acudieron a una tienda cercana con una maleta y regresaron «llena de botellas de vino».

Estos dos eventos se suman a otros, que de momento ya superan la decena, que componen el llamado ‘partygate’ y que este viernes obligaron a la oficina y residencia oficial del primer ministro a pedir disculpas al Palacio de Buckingham. «Es profundamente lamentable que esto haya ocurrido en un momento de duelo nacional. El Número 10 ha pedido disculpas a Palacio», aseguró a los periodistas un portavoz de Boris Johnson, a quien se le afeó que el ‘premier’ no llamara personalmente a la monarca. El líder liberal demócrata, Ed Davey, pidió al primer ministro que se disculpe personalmente con la Reina «por la ofensa que le ha causado a ella y a millones de personas en todo el país que lloran a sus seres queridos».

Estas nuevas disculpas se suman al 'mea culpa' entonado por el ‘premier’ el miércoles en el Parlamento, donde reconoció que en pleno confinamiento asistió a una fiesta en el jardín de Downing Street a la que fueron invitadas cerca de cien personas, aunque matizando, eso sí, que pensó que se trataba una reunión de trabajo. Y aunque ya se comentaba entre bambalinas en Westminster que más noticias de celebraciones prohibidas iban a ver la luz, nadie preveía que iban a sucederse con esta frecuencia, que ha generado a su vez una lluvia de lamentos y peticiones públicas de perdón. A estas se sumaron la de James Slack, exdirector de comunicación de Johnson, actual subdirector del periódico ‘The Sun’ y en honor a quien se celebró una de las fiestas; y la de Kate Josephs, quien fuera la responsable de la unidad gubernamental encargada, vaya ironía, de redactar las restricciones a las que fue sometida la población durante los peores momentos de la pandemia y que aquel 17 de diciembre de 2020 impedían a la gente mezclarse con personas que no vivieran en su propio hogar. Una regla que, una vez más, no aplicaba para todo el mundo, ya que según desveló el diario ‘The Telegraph’, ese día fue Josephs la anfitriona en una noche de bebidas de la cual, según publicó en su cuenta de Twitter, se siente «profundamente arrepentida».

Peticiones de dimisión

La ofensa a la Reina, el hecho de que en el seno del propio organismo responsable de coordinar la respuesta del Gobierno a la pandemia las reglas fueran violadas, y el temor a nuevas revelaciones de eventos ilegales, suponen un nuevo golpe para Johnson, cuya dimisión han pedido varias voces de su propio partido. A esta exigencia se suman los laboristas, los demócratas liberales y el Partido Nacionalista Escocés. «Los conservadores han defraudado al Reino Unido. Una disculpa no es lo único que el primer ministro debería ofrecer hoy a Palacio», declaró el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, quien añadió que «Boris Johnson debería hacer lo correcto y renunciar».

La situación se está complicando para el primer ministro, ya que al menos tres parlamentarios han escrito sus ‘cartas de no confianza’ al presidente del llamado Comité 1922 del partido conservador, que puede activar una moción de censura contra el ‘premier’ si el 15% de sus diputados, en este caso, 54, escriben sendas misivas expresando su desconfianza. Es imposible saber si son más, porque el comité debe mantener esta información en secreto y solo cada parlamentario puede hacerlo público si lo desea. Pese al escándalo y la ira que estas nuevas revelaciones han provocado, Johnson no está ni se le espera, al menos durante la próxima semana, ya que está en cuarentena tras haber estado en contacto con un positivo por Covid-19, pese a que en Inglaterra este aislamiento no es obligatorio si se tiene la pauta completa de vacunación.

Todo este culebrón le está pasando factura también en las encuestas, en las que ha vuelto a alcanzar un mínimo histórico. La última consulta de YouGov reveló que casi tres cuartas partes (72%) del público británico tiene una opinión desfavorable de Johnson.

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Fuente: ABC