Dimite el número dos del partido izquierdista La Francia Insumisa, acusado de abofetear a su esposa

Mélenchon y otras personalidades de la izquierda radical han saludado la «ejemplaridad» de la dimisión política, sin una sola palabra de piedad, comprensión y solidaridad con la esposa apaleada

Adrien Quatennens (Lille, Norte, 1990), coordinador de La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda populista), ha presentado su dimisión, tras las revelaciones de su esposa, denunciando, en una comisaria, los golpes, «bofetadas» y violencias físicas «reiteradas».

Quatennens es una de las figuras más célebres de la extrema izquierda francesa, portavoz oficial de su partido en la Asamblea Nacional (AN). Son legendarias sus acusaciones apocalípticas sobre el capitalismo, Emmanuel Macron y todos sus adversarios políticos.

Diputado, desde 2017, fue uno de los artífices de la victoria relativa de su partido en las elecciones legislativas del mes de junio pasado. Amigo íntimo y cómplice de Jean-Luc Mélenchon, el patriarca de LFI, Quatennens parecía llamado a un gran futuro político, hasta que su esposa denunció, en una comisaria, un rosario de violencias físicas «reiteradas».

Tras varios meses de sufrir, en soledad, sin solidaridad de ninguno de sus compañeros y compañeras de partido, Mathilde Panot decidió presentarse en una comisaria y contar su historia personal. La noticia cayó como una bomba que parecía «increíble».

Tensión y agresividad

Quatennens se apresuró a reconocer los hechos, contándolos a su manera: «En un contexto de extrema tensión y agresividad, le di algunas bofetadas. Decidí sacar una primera consecuencia política. Dimitir provisionalmente de mi función de coordinador de La Francia Insumisa». Es una manera amable de contar la historia íntima.

Las filtraciones policiales de la denuncia presentada por Mathilde Panot son menos elípticas. Las violencias físicas de Quatennens se repetían desde hace semanas y meses. Violencias acompañadas de peleas físicas: marido y esposa enfrentándose, a palos, en el domicilio conyugal, con clara desventaja para una mujer físicamente más débil que un joven y fornido esposo.

Más allá de la trivialidad relativa de los apaleamientos de un esposo, el caso de Quatennens se ha convertido en una bomba política para su partido y sus aliados, ecologistas, socialistas y comunistas. Mélenchon y otras personalidades de la izquierda radical han saludado la «ejemplaridad» de la dimisión política, sin una sola palabra de piedad, comprensión y solidaridad con la esposa apaleada.

Tras la denuncia policial, la justicia debiera instruir un caso que promete mucho espectáculo truculento.

Fuente: ABC