Emmanuel Macron ha rechazado a primera hora de la mañana del martes la dimisión que le presentó su primera ministra y jefa de Gobierno, Élisabeth Borne, nombrada el pasado 16 de mayo. Borne decidió dramatizar su dimisión, presentándola a la misma hora que el presidente se proponía recibir a los líderes de los nuevos grupos parlamentarios, del socialista Olivier Faure a Marine Le Pen, previsible presidenta del grupo de extrema derecha. Hasta el lunes por la tarde, las fuentes presidenciales afirmaban que Macron había encomendado a Borne al difícil misión de «buscar» e intentar negociar una posible mayoría parlamentaria con diputados de centro y derechas que todavía no forman parte de la «macronía». La noche del domingo, Borne fue la responsable de comentar el fracaso de la nueva mayoría relativa, en la Asamblea Nacional. Anunció trabajos de urgencia, con proyectos de Ley de carácter económico y social, antes de las vacaciones veraniegas. Borne se convirtió muy pronto en el fusible de la frágil mayoría relativa del presidente. Y prefirió tomar una decisión grave: presentar su dimisión, a primera hora del martes, a las pocas semanas de su nombramiento. Oposición dura y radical Macron ha comenzado por rechazarla. Pero se verá forzado a seguir reflexionando, acosado en varios frentes inflamables. La extrema izquierda y extrema derecha populistas anuncian una oposición dura y radical. La derecha tradicional está dividida entre los partidarios de apoyar a Macron y los partidarios de la ruptura. La relativa mayoría parlamentaria macronista duda profundamente y se inquieta. Solo, en el Elíseo, Macron comienza su nuevo mandato presidencial con las perspectivas más negras e inciertas.
Fuente: ABC
