Comienza la exhumación de 30.000 víctimas del genocidio ruandés en medio de la crisis del coronavirus

Las labores de exhumación de unos 30.000 cuerpos enterrados en una presa a las afueras de la capital de Ruanda, Kigali, comenzaron este domingo, más de un cuarto de siglo después del genocidio que se cometió en 1994 y en el que murieron más de 800.000 personas, en medio de las restricciones provocadas por la crisis sanitaria del Covid-19.

«Hasta ahora, se han exhumado 50 cuerpos. El desafío al que nos enfrentamos ahora es que la presa del contiene agua, pero estamos tratando de secarla», ha explicado el secretario ejecutivo de Ibuka -una organización de víctimas supervivientes del genocidio–, Naphtal Ahishakiye.

La exhumación se produce dos días antes de que los ruandeses conmemoren a las más de 800.000 víctimas que murieron durante el intento de exterminio étnico que llevaron a cabo las autoridades hutus sobre la minoría tutsi entre los meses de abril y julio de 1994.

Este nuevo hallazgo es el más significativo en mucho tiempo, tal y como han apuntado las autoridades, las cuales no habían encontrado una fosa común de estas características desde hace dos años, cuando en Kigali se descubrieron hasta 5.000 cuerpos enterrados.

«Entierro decente»

A pocas horas de que se produzca el aniversario del genocidio, se estima que cerca del 70% de la población tutsi fue asesinada, este año las conmemoraciones y celebraciones tendrán que realizarse a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, pues el Gobierno ha prohibido las reuniones masivas en pleno estado de emergencia por la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.

Si bien Ahishakiye ha reconocido que será difícil llevar a cabo estas labores de exhumación debido a las restricciones impuestas para intentar frenar la pandemia del Covid-19 en el país, ha insistido en que harán «todo lo posible para que los muertos tengan un entierro decente».

Este año, por primera vez, tras un decreto presidencial firmado en mayo de 2019, se reconoce la fecha del 7 de abril como fiesta oficial en todo el país para conmemorar al casi millón de víctimas que murieron asesinadas durante cien días entre abril y julio de 1994.