Claudio Vidal: cuando se hace política sobre la necesidad de la gente, el populismo inverso recrea el mismo mensaje de bienestar simplificado, pero más peligroso

(Por: Rubén Lasagno) – Se puede leer en medios y portales de la provincia, la apertura de cuatro supermercados a cargo de la Proveeduría de los Trabajadores Petroleros, iniciativa a cargo de Claudio Vidal, Secretario General del sindicato de Petroleros Privados, diputado nacional, titular del partido SER, ex candidato a Gobernador en el 2019 y aspirante a candidato para la gobernación en las elecciones del 2023.

¿Alguien puede estar en contra de que una institución sindical abra supermercados al público en general, según los anuncios, con precios diferenciados, que en todo caso viene a aliviar el bolsillo de la gente, en épocas de vacas flacas y carestía galopante?, de ninguna manera; la medida es absolutamente válida, aunque será menester ver por cuánto tiempo y con qué índice mantienen las diferencias de precios con los supermercados privados, acusados de ser formadores de precios.

Dejando fuera de duda el derecho cada uno a hacer lo que se le ocurra, si los afiliados están de acuerdo y la validez de la medida en una coyuntura económica como la actual y sin entrar a considerar situaciones de orden funcional, como (por ejemplo) qué hace un sindicato dedicado al supermercadismo y otros menesteres que no están acotados al universo de sus afiliados exclusivamente, sino direccionados al público en general y aún haciendo abstracción sobre las fuentes de financiamiento que utiliza el proyecto, entre otros proyectos de orden social impulsado por el dirigente petrolero, la cuestión pasa por el sentido de oportunidad.

El punto es eminentemente político, al tratarse de una figura de orden público con ambiciones políticas manifiestas que instrumenta desde la mutual sindical y (se supone) con fondos del gremio, una cadena de supermercados abierto al público y sobre cuya “presentación” social se hace mediante un discurso absolutamente político-partidario con claro objetivo electoralista y la presencia de un co-equiper político, el ex gobernador Sergio Acevedo, de cuyo discurso nos ocuparemos en otra nota.

En una parte del mensaje político Vidal en la presentación social de los supermercados, dijo “Esto demuestra que es posible soñar con reconstruir una provincia que lo necesita. Santa Cruz tiene con qué, puede salir adelante y depende de nosotros. Hemos tomado la decisión de trabajar aunar criterios, sumar voluntades y proyectar algo distinto, porque Santa Cruz tiene con qué. Y cuando vemos que estos proyectos que se transforman en algo real, motorizado por el esfuerzo de este gran equipo, vemos que es posible soñar, reconstruir una provincia que lo necesita”.

Propiedad transitiva

Si éste no es un mensaje preelectoral ¿Qué es?. En siete líneas de discurso afirma en tres oportunidades que Santa Cruz tiene con qué salir adelante, que es posible reconstruirla y él tiene el equipo necesario.

Uno de los objetivos del populismo es que el relato planteado está destinado a ganar simpatías de la población, especialmente de aquellos que aportan su voto, llevándolos a construir esperanzas de bienestar y progreso, adjetivando fuertemente y anteponiendo sus capacidades exacerbadas para convencer que ese derrame de bienestar prometido será inexorable y caerá (preferentemente) sobre los más necesitados. Finalmente y ya en la práctica, el populismo invierte la realidad y como sucede en Venezuela, en la Bolivia de Evo o en la Argentina de Cristina, Alberto y Massa, alimenta la pobreza de la cual vive y subsiste y subvierte todo para transformar en rehenes a quienes se propuso “salvar”.

Retomando la iniciativa del diputado nacional Claudio Vidal, su objetivo es sin duda una fuerte apuesta preeleccionaria de trabajar directamente con la población, en virtud de suplir una necesidad básica y ante un panorama económico sombrío con una escalada inflacionaria, la cual nada indica vaya a detenerse en los próximos meses. La existencia de supermercados con precios diferenciados es un extraordinario recurso para visibilizar su acción social, esta vez sacándola del ámbito sindical.

La estrategia en la campaña 2021 fue mostrar gestión sindical entre sus propios afiliados y dejar que “trasciendansus capacidades de administrador, para que por comparación (pensamiento bastante lineal) la gente concluya: “Si lo puede hacer en el sindicato, lo podrá hacer si es gobierno”.

En esta instancia, a diferencia de las campañas anteriores, la estrategia es incluir a la gente dentro de esa propuesta (por eso la mutual sindical abre supermercados al público en general) y la pretensión es captar ese humor social, entendiendo que el razonamiento del público será establecer una relación binaria como en la propiedad transitiva donde un elemento (supermercados) se relaciona con otro (gestión sindical eficiente) y lleva a un tercero (si me votan tengo la capacidad de cambiar la realidad de la provincia).

La propuesta va encaminada a suplir necesidades del vecino en materia de consumo diario, pero no es inocente ni muchos menos, al partidizar los anuncios haciendo un acto político al pie de los comercios junto con sus compañeros de fórmula en una clara campaña política encubierta que ya se largó en el SER y de la cual Claudio Vidal espera sacar rédito propio usando los mismos recursos populistas que el Frente para la Victoria, pero con fondos (en este caso) de origen privado.

Pablo Grasso, por ejemplo, es un populista nato que vende un aparente “estado de bienestar”, pero en este caso es más grave porque se trata de fondos públicos. Hace obras, encara reformas, mueve fondos, impacta visualmente al vecino de Río Gallegos, organiza mega fiestas, promueve premios para Qatar, reforma calles, saca máquinas, camiones y personal que en tres años nunca aparecieron en la ciudad y todo con un fin exclusivamente político: quiere ser gobernador. Populismo puro mientras no rinde cuentas, carteliza la obra pública, sobredimensiona los costos, trucha licitaciones y aumenta el 300% tasas y contribuciones, patentes e impuestos municipales, para sostener su campaña a la gobernación; es decir, le hace pagar al vecino su campaña de impacto visual con corrupción incluida.

El intendente de Río Gallegos Pablo Grasso - Foto: prensa municipalidad

¿La diferencia?, uno lo hace con fondos privados del sindicato (Vidal) y otro con fondos públicos (Grasso), pero ambos buscan un mismo objetivo: uso político de sus acciones con miras a cosechar votos.

¿Alguien cree que cualquiera de los dos que lleguen, siendo que ambos son nativos kirchneristas, van a hacer algo distinto a lo que hace Alicia Kirchner, una de las madres del proyecto Nac&Pop?. De ninguna manera. El populismo se basa en la mentira, el engaño y la apariencia para ajustar en la gestión y transformar en rehenes a sus votantes, como sucede con el Frente de Todos.

Del lado de Vidal ya tenemos el mal ejemplo de su espada política, el Intendente de 28 de Noviembre, Fernando Españón, un mal ensayo de transparencia, moralidad, idoneidad y gestión; de Pablo Grasso, lo vivimos a diario en Río Gallegos y desde nuestro espacio periodístico hemos investigado y difundido sus corruptelas.

Ambos buscan lo mismo por distintos caminos. Grasso es un número puesto de Alicia para ir con sublema propio, Vidal, contrariado con el kirchnerismo pero siempre votando sus caprichos y sin despegar del lado de Máximo Kirchner, está decidido a asociarse con la oposición (UCR, JxC, Encuentro Ciudadano, CC-ARI. etc) para colarse como cuerpo extraño hacia el 2023, lo cual ofrece gran resistencia interna de parte de integrantes de la coalición.

La idea de los supermercados, claro está, no incluye a los supuestos socios políticos, es una jugada de lobo solitario que ensaya Vidal dentro de un contexto de alianza arreglado con Larreta a nivel nacional, pero que aún no ha terminado en la provincia. porque muchos lo miran de reojo. (Agencia OPI Santa Cruz)

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Fuente: OPÏ Santa Cruz