Biden se desmarca de su partido y no participa del juicio político a Trump

El presidente electo de Estados Unidos no quiere que el juicio político a su predecesor interfiera en la confirmación de su gabinete y en las urgentes medidas que debe aprobar para capear la pandemia de coronavirus y la crisis económica derivada. Por eso Joe Biden no ha tenido nada que ver en el «impeachment» y ha instado a los diputados de su partido a que se centren en el día de mañana, en facilitar el entendimiento y dejar al país preparado ante los graves desafíos con los que ahora debe lidiar.

Según dijo Biden en un comunicado tras que prosperara el impeachment: «Espero que los líderes del Senado encuentren una manera de proseguir con sus responsabilidades constitucionales en el juicio político mientras también trabaja en otros asuntos urgentes de esta nación». Era una forma de decir que hay otras prioridades que van más allá de reprobar a Trump incluso más allá del día de su abandono del poder.

Plan para la pandemia

Por eso, mientras el Senado decide la fecha en la que debe comenzar el juicio político a Trump, que puede desencadenar en su inhabilitación, Biden sigue centrado en sus primeras políticas. Ayer, el presidente entrante desveló su plan para poner coto a la pandemia, que pasa por acelerar la vacunación y aprobar ayudar directas a las familias afectadas por el parón económico, con un gasto estimado de dos billones de dólares (1,65 billones de euros).

Antes de desvelar ese paquete de ayudas, el presidente electo, que jura el cargo el 20 de enero, llamó al líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, y le preguntó si sería posible dar prioridad a las vistas para confirmar a su gabinete, o al menos compaginarlo con el juicio político. Para la sorpresa de Biden, y según reveló el diario «The New York Times», McConnellno le dijo que se oponía al juicio político, y dijo que para votar en él, debía analizar «todos los cargos».

Esperaba Biden hallar a los republicanos receptivos a pasar página, en un intento de mover los focos de Trump a sus políticas de choque contra la pandemia. Sin embargo, en esa ocasión los republicanos están divididos, en muchos casos furiosos con Trump por haberles costado no sólo la presidencia sino el Senado. En la segunda vuelta de las elecciones en Georgia, el 5 de enero, los republicanos perdieron dos escaños, entre denuncias de fraude del presidente saliente.

Ahora, los demócratas y los republicanos están divididos de forma salomónica. Cada uno tiene 50 escaños en el Senado. El voto desempate le corresponde a quien preside esa Cámara Alta, el vicepresidente. Por lo tanto, a partir de la semana que viene, la demócrata Kamala Harris. Para inhabilitar a Trump sus señorías necesitarán de los 50 demócratas y 10 republicanos, ya que la mayoría debe ser de 60 votos. No parece en este momento un objetivo inalcanzable.

El miércoles, la Cámara de Representantes volvió a reprobar a Trump, por segunda vez en su mandato. Fueron 222 demócratas y 10 republicanos los que votaron a favor del «impeachment» por un único cargo de «incitación a la insurrección». En total 197 republicanos votaron en contra y cuatro se abstuvieron.

De momento, la fecha que el republicano McConnell baraja para el inicio al juicio político es el próximo martes, el día antes de que Trump salga de la Casa Blanca. Este líder republicano dijo a un grupo de donantes este pasado fin de semana que ya está harto de Trump, y que rompe con él.

Capital sitiada

La capital de EE.UU. se prepara para una toma de posesión en circunstancias completamente excepcionales tanto por la pandemia de coronavirus como por la amenaza de otro estallido violento como el del 6 de enero. En una decisión sin precedentes, las autoridades de Washington han decidido que la enorme explanada entre el Capitolio y el monumento a Lincoln, donde se suelen congregar decenas de miles de personas en cada jura presidencial, quedará totalmente cerrada al público.

Aparte habrá unos 20.000 soldados desplegados en toda la capital, reservistas de la Guarda Nacional llegados a la capital sobre todos desde seis estados cercanos. La mayoría de ellos ya están acuartelados en Washington, y duermen dentro del Capitolio. Este, como la Casa Blanca, está rodeado de vallas y barricadas, y permanecerá así hasta después de la toma de posesión de Biden, ante el riesgo de nuevos disturbios de aquí a la fecha de esa ceremonia, el 20 de enero.

Tanto el presiente electo como la alcaldesa de Washington, la demócrata Muriel Bowser, han pedido a los estadounidenses que se queden en sus casa, que nos cuidan a Washington a celebrar. Los partidarios de Trump han convocado protestas, y el presidente saliente les ha animado a protestar aunque, según dijo en un vídeo difundido el miércoles, en esta ocasión debe ser «de forma pacífica». Hay manifestaciones convocadas desde este viernes, hasta el miércoles.

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Fuente: ABC