AI recuerda las «secuelas físicas y mentales» que sufren los niños yazidíes secuestrados por Daesh

Unos 2.000 niños y niñas yazidíes, reclutados como soldados y esclavas sexuales del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Irak, sufren una crisis de salud física y mental como consecuencia de las acciones de los yihadistas en el norte del país entre 2014 y 2017, dijo hoy Amnistía Internacional (AI).

Según el último informe de la organización, aproximadamente 1.992 niños y niñas yazidíes que regresaron con sus familias tras ser «secuestrados, torturados, obligados a combatir, violados y sometidos por el Estado Islámico» en Irak sufren las secuelas físicas y mentales de la violencia que experimentaron durante tres años.

«Estos niños y niñas, sobrevivientes de crímenes atroces, se enfrentan ahora a un legado de terror. En los próximos años se debe dar prioridad a su salud física y mental para que puedan reintegrarse plenamente en su familia y su comunidad», dijo en un comunicado el director adjunto de Respuesta a las Crisis para Cuestiones Temáticas de AI, Matt Wells.

El informe, de 56 páginas, recoge los testimonios de decenas de menores que regresaron del cautiverio de los yihadistas con lesiones, enfermedades, discapacidades físicas y problemas de salud mental, como trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión.

Amnistía Internacional identificó a los dos grupos de menores más propensos a desarrollar estos problemas: los niños soldado y las niñas sometidas a violencia sexual.

«Me obligaron a combatir. O lo hacía o moría. No tenía ninguna otra alternativa. La situación estaba fuera de mi control. Para sobrevivir, elegí combatir. Es lo peor que puede sucederle a ningún ser humano», relata en el informe un menor yazidí que fue capturado por el Estado Islámico cuando tan solo tenía 15 años.

AI contactó con 14 niños reclutados forzosamente por los yihadistas para combatir, más de la mitad de los cuales no recibieron ningún tipo de apoyo psicosocial, sanitario o económico a su regreso, indicó la organización.

Asimismo, las niñas yazidíes, que sufrieron violencia sexual bajo el cautiverio de los yihadistas y fueron obligadas a casarse con combatientes del Estado Islámico, sufren problemas de salud como «fístulas traumáticas, cicatrices y dificultades para concebir», apuntó AI.

«Cuando me casaron era una niña. Me hicieron sufrir. Quiero tener un futuro mejor. Quiero que el Estado Islámico rinda cuentas por lo que me hizo», relata una de las miles de niñas que fueron esclavizadas por los yihadistas.

Muchas de las mujeres y niñas yazidíes que fueron capturadas por el EI dieron a luz a «cientos de niños y niñas», a muchos de los cuales «se les ha negado un lugar en la comunidad yazidí» por las autoridades religiosas de esta etnia y porque el marco jurídico iraquí establece la obligación de registrar como musulmán a todo niño o niña de padre «desconocido» o musulmán.

En este sentido, varios testimonios relatan a AI que sufrieron «presiones, coacciones y engaños» para que abandonaran a sus hijos, un factor que les provocó «una grave angustia psicológica».

Asimismo, la organización denunció que las víctimas del EI no tuvieron acceso a la educación durante sus años de cautiverio, por lo que es difícil la reintegración dentro de la pequeña comunidad porque ahora hablan árabe en vez de kurdo, mientras que instó a las autoridades iraquíes y a la comunidad internacional a «garantizar reparaciones plenas por las violaciones de los derechos de estos menores».

El 3 de agosto de 2014, el EI entró en la comarca de Sinyar, mató a miles de hombres y secuestró a unos 6.500 yazidíes, entre ellos 3.548 niñas y mujeres que fueron utilizadas como esclavas sexuales.

Hasta su derrota territorial en Irak en 2017, el Estado Islámico perpetró crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y lo que la ONU describe como genocidio contra la comunidad yazidí de Irak.

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Fuente: ABC