Advierten de un estancamiento en el diagnóstico y atención de las personas con VIH

De entre las 140.000 y 170.000 personas con VIH que viven en España VIH, casi una de cada 6 (13 %) no está diagnosticada. La detección tardía es casi un problema endémico en nuestro país, tal y como se demuestra con el hecho de que un 45,9 % de los nuevos casos en 2019 se diagnosticaron tardíamente, pese a que la prueba es gratuita y confidencial para todos.

En el último año ha habido más de 3.500 nuevos diagnósticos en España, cifra que se ha mantenido estable durante los últimos 10 años. Según la última estimación publicada por el Plan Nacional de Sida, en nuestro país viven un total de 151.387 personas con VIH.

La situación del VIH en España ha mejorado en los últimos diez años y los nuevos casos de infección han ido cayendo: los 2.698 nuevos diagnósticos en 2019 confirman ese descenso y también cuál es el actual perfil mayoritario, hombres (el 85,8 %) y las tasas más elevadas en el grupo entre 25 y 34 años.

La transmisión en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres (HSH) sigue siendo la más frecuente, 56,6%,seguida de la heterosexual, 32,3%, y la que se produce en personas que se inyectan drogas.

Pero lo que preocupa a todos los colectivos que trabajan en el ámbito del VIH es el impacto que tiene y tendrá la pandemia de covid-19 sobre el VIH.

GESIDA ha advertido que provocará un más que probable retroceso, aunque sus efectos no se conocerán de forma más concreta hasta 2021.

Un estudio realizado entre servicios sanitarios y de prevención de 34 países europeos -entre ellos, España- entre marzo y agosto de este año ya apunta cuál puede ser la tendencia: el 95% de los encuestados informaron haber realizado pruebas a menos de la mitad del número esperado de personas durante los primeros meses de la pandemia entre marzo y mayo de 2020. Esto continuó, aunque en menor grado, entre junio y agosto de 2020, cuando las medidas fueron menos estrictas en la mayoría de los países.

La cuestión es que «en infecciones crónicas como el VIH, el diagnóstico y el tratamiento retrasados pueden tener consecuencias a largo plazo, tanto para los pacientes individuales como en los avances globales logrados en el control de esta pandemia», recuerda el presidente de GeSIDA, Esteban Martínez.

Según el último informe elaborado por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III para el Plan Nacional del Sida del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, casi un 87% de las personas el virus conocería su diagnóstico, lo que deja un 13% de personas que no saben que tienen la infección.

La situación en Europa también se ha complicado y la OMS ha advertido que el número de personas que viven con el VIH no diagnosticado está aumentando en la Región de Europa de la OMS.

Según sus datos, más de 136.000 personas fueron diagnosticadas recientemente en 2019, pero casi un 53% se hizo en una etapa tardía de la infección, cuando el sistema inmunológico ya ha comenzado a fallar. Esta es una señal de que las estrategias de están funcionando correctamente para diagnosticar el VIH en una etapa temprana.

El diagnóstico tardío contribuye a la transmisión del VIH ya que, a menudo durante años, las personas no saben que tienen el VIH y no están recibiendo tratamiento. Actualmente, una persona tratada correctamente con carga viral indetectable no transmite el virus.

La OMS lanzó en 2017 la campaña Indetectable = Intransmisible para concienciar de la importancia del diagnóstico y el tratamiento como herramienta para terminar con la epidemia de VIH y sida.

Otro de los ámbitos de la lucha contra el VIH que más puede notar los efectos de la pandemia de covid-19 es la prevención.

En el caso de España, la anhelada implantación de la PrEP –profilaxis pre-exposición, tratamiento preventivo frente al virus, una estrategia dirigida a colectivos de mayor riesgo de contagio– había comenzado a funcionar pero ha quedado como una cuestión secundaria o incluso paralizada a consecuencia de la pandemia del coronavirus.

La píldora PrEP consiste en una combinación de dos fármacos (emtricitabina/tenofovir disoproxilo) en una sola pastilla, ingerida una vez al día y debe ser prescrita por profesionales expertos en el VIH e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) que trabajen en centros del SNS. Algunos estudios han demostrado que reduce en casi un 90 % las infecciones.

Ver los comentarios
Fuente: ABC